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jueves, 14 de junio de 2018

ORACIÓN: Quiero ser como un alto cedro.

QUIERO SER
COMO UN ALTO CEDRO
 


 Así dice el Señor Dios, por boca del profeta Ezequiel:
«Arrancaré una rama del alto cedro y la plantaré, ...
de sus ramas más altas arrancaré una tierna
y la plantaré en la cima de un monte elevado;
la plantaré en la montaña más alta de Israel,
para que eche brotes y dé fruto y se haga un cedro noble».

Así es mi vida, el desgarro del corazón al cambiar de misión,
al dejar atrás todo lo que has amado y evangelizado,
pero para algo más grande, para echar más brotes y dar más fruto,
es el Señor que quiere purificar y abrir nuevos caminos,
por eso le digo: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad».

Quiero ser como un alto cedro, signo de la Inmortalidad, perdurabilidad y dignidad,
algunos dicen que su fruto dio de comer a Adán,
no podía faltar en el jardín del Edén este árbol,
Cuya madera fue utilizada
para construir el primer templo de Jerusalén,
¡qué maravilla, que mi madera sirva para ser templo de Dios!

Eso soy, templo de Dios por el bautismo,
lugar sagrado para ser habitado por el Dios que todo lo puede,
por el Amor de los amores y Amor de todo amor.

Su madera noble se utiliza para crear instrumentos musicales,
como la guitarra, de gran sonoridad y belleza,
pero también para fabricar lápices, cofres y joyeros.

También mi madera sirve para crear música celestial,
es el amor la música de Dios y yo la acompaño con mi vida,
así como los ángeles cantan y tocan glorificando a nuestro Señor.

Y quiero ser lápiz que escriba la Palabra de Dios
y soplando sobre ella llegue a cada corazón,
y ser cofre o joyero que guarde en mi Interior el Evangelio,
tesoro de mi Dios para una nueva humanidad. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)


©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial sin permiso del autor. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación y con el nombre del autor.
 

ORACIÓN: Quiero ser como la buganvilla.

QUIERO SER
COMO LA BUGANVILLA
 


 Una explosión de flores moradas crece y crece
extendiéndose con la fuerza dinamizadora ...
del Espíritu Santo en su llamada a la conversión
por el camino de la penitencia,
es la buganvilla de mi alma.

Quiero estar contigo, Cristo Jesús,
estar en conversión con la fuerza del Adviento y la Cuaresma,
conversión de la mente con un cambio de mentalidad
hacia la vida nueva como tú piensas;
conversión del corazón para sentir como tú sientes;
conversión de todo el ser para que mis obras hablen de ti
configurándome contigo en profunda intimidad de amor.

Quiero ser como la buganvilla
de color morada siempre haciendo penitencia,
sacrificando y entregando la vida,
avanzando en santidad a fin de contagiar a otros
la dulzura de una vida en Cristo.

Y como enredadera que brota con fuerza
sin cansarse ni desanimarse en el ejercicio ascético
para alcanzar misericordia recibiendo el perdón de Dios,
tan necesario en el camino de la santidad cristiana.

Quiero ser como la buganvilla
del Reino de Dios en el Jardín de Dios,
porque he sido vencido por el amor de Cristo
que lo ha dado todo por mí,
y ahora solo puedo dejar que él reine en mi.

Quiero ser como la buganvilla
que al contemplarla me llama a la conversión
para crecer en oración y amor,
porque en orar y amar consiste la vida cristiana,
orar a Dios amando al hermano
para amar a Dios con todo el corazón. Amén.
 

(Pbro. Lázaro Albar Marín)
 
©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial sin permiso del autor. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación y con el nombre del autor.
 

ORACIÓN: Quiero ser como un campo de girasoles.

QUIERO SER
COMO UN CAMPO DE GIRASOLES

 Quiero ser como flor de girasol
unido a muchos hermanos míos ...
formando una gran comunidad
que gira en torno al Sol de nuestra vida,
Cristo, el Sol de justicia y de nuestra salvación.

Quiero ser como una flor de girasol
que me autoorganizo, velando y orando,
para evitar la sombra de los otros girasoles
y lograr que todos obtengamos la misma luz,
para lo que tuerzo mi tallo
y esquivo la sombra de mi vecino más cercano.

Ser como un girasol en un campo de girasoles
es ser humilde para dejar que la luz del Señor llegue a todos,
no proyectar la sombra de mi pecado sobre nadie,
no hacer daño, tan solo amar y hacer el bien
construyendo fraternidad donde todos reciben la misma luz.

Los campos de girasoles han fascinado a científicos y a artistas,
y así como la vida de Cristo es fascinante y atractiva
para generaciones y generaciones,
así mi vida quiere contagiar la luz de Cristo,
su bondad y misericordia,
durante toda mi existencia en esta tierra.

Quiero ser como un campo de girasoles,
como parte de una comunidad
que solo sabe amar y servir a Cristo para dar gloria a Dios,
en el silencio y en la oración,
en la vida y en la entrega generosa del corazón
que es Iluminado por el Sol.

Sí, Cristo, quiero que seas mi Sol,
que gire en torno a ti con mi comunidad,
quiero ser como un campo de girasoles
que alaban a su Señor. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
 
©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial sin permiso del autor. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación y con el nombre del autor.
 

ORACIÓN: Quiero ser como un campo de amapolas

QUIERO SER
COMO UN CAMPO DE AMAPOLAS
 


 Un campo de amapolas es fuente de inspiración
para el alma y para el artista, ...
qué belleza tienes amapola roja de escarlata intenso,
con tu forma acampanada o casi esférica
con tus cuatro finos pétalos
de justicia, prudencia, fortaleza y templanza,
y en su centro esos estambres negros que anuncian la muerte.

Floreces al final del mes de mayo, en. el mes de María,
cuando acaba la primavera y aparece la muerte,
dos o tres semanas en flor, como mi vida que florece para morir,
y a su vez el viento esparce miles de semillas de esperanza,
Si quisiera regalar a alguien una amapola, se marchitaría.

Eres símbolo de la paz, y yo quiero ser artesano de la paz,
porque en las trincheras de la I Guerra Mundial no crecía nada,
más en la tierra de nadie sí lo hacían las amapolas,
pero también rojas amapolas son las batallas,
nuestras batallas, combates y lucha
contra el mundo, el demonio y la carne, los enemigos del alma.

Eres amapola una flor amada para recrear la vista,
hacer silencio y ver cuántas luchas y batallas,
tanta sangre derramada de los mártires que han confesado su fe,
yo también quiero ser una amapola en un campo de amapolas,
como uno más que nunca se cansa de testimoniar la fe,
con la vida, la oración y la predicación.

Si de las manos, los pies y el costado de Cristo crucificado
se desprenden amapolas de sangre redentora,
de mi vida cristiana se derraman amapolas de sacrificio
unido al sacrificio de Cristo.

Pero también eres flor odiada por los agricultores y horticultores porque puedes hacer daño a los cultivos,
yo también soy odiado por los que no aman a Dios,
por los que cultivan la cizaña en el campo del verdadero amor. Amén.
 

(Pbro. Lázaro Albar Marín)
 
©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
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ORACIÓN: Quiero ser como la orilla del mar.

QUIERO SER
COMO LA ORILLA DEL MAR
 


 Paseando por la orilla del mar
un caminante se me acercó, ...
no era cualquiera,
porque cuando voy solo y orando
enseguida se hace presente él, es Jesús, mi Señor.

Con él contemplo las olas que van y vienen, cada una distinta,
con su espuma y sal que se derraman sobre la arena,
olas de amor porque Dios es Inmensidad,
¡grande es su amor!

Tumbarme bocarriba en la arena
y esperar que venga la ola que me baña,
es un baño de misericordia,
y pienso «¡cuánto me amas, mi Señor!».

Soy pobre y pecador,
pero tú bañas mi miseria con tu misericordia,
mi debilidad con tu fuerza,
mi pequeñez con tu grandeza porque tienes inmenso corazón.

Así es mi vida,
oleadas de amor que van y vienen,
de mí hacia Dios y de Dios hacia mí
que soy nada y lo que soy es por puro amor.

Quiero ser como la orilla del mar
que contempla la puesta de sol,
como tú Cristo cada día eres mi sol
que al atardecer me das tu luz y calor
en el recogimiento y la oración.

Quiero ser como la orilla del mar
o la arena que pisa mi Señor, dejando sus huellas,
mostrando el camino en su silencio de amor
y escuchar en las oleadas del mar su voz,
¡oh Cristo, quiero ver tu rostro como quiero ver el sol! Amén.
 

(Pbro. Lázaro Albar Marín)
 
©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
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ORACIÓN: Quiero ser como el Monte Tabor.


QUIERO SER
COMO EL MONTE TABOR
 


 Es el monte más alto de Galilea
donde Jesús subió con sus discípulos más íntimos para orar ...
y estando en oración se transfiguró con ellos,
se aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Jesús
y se abrieron los cielos y se escuchó la voz de Dios Padre
que resonaba como un eco en lo alto de la montaña
«este es mi Hijo amado, escuchadle».

Los vestidos de Jesús brillaban más que el sol
y eran de un blanco refulgente,
san Pedro adelantó su voz diciendo:
«¡qué bien se está aquí, hagamos tres tiendas
una para Moisés, otra para Elías y otra para nosotros».

Quiero ser como el monte Tabor,
el monte de la oración y del encuentro con Dios
para escuchar la voz del Padre y la del Hijo amado,
¡qué importante es escuchar la voz divina en la oración
y después ser obediente a esa Palabra!

Quiero ser como el monte Tabor, testigo de la Transfiguración,
y que mi corazón también se transfigure en la oración
subiendo a las cumbres del amor, tocando el misterio de lo divino,

Y que la voz de Dios la repita una y otra vez,
como una música interior,
música Interior que va modelando mi corazón en el día a día,
con la perseverancia, orando siempre sin desfallecer,
en la alabanza y la adoración,
en la acción de gracias y la intercesión.

Quiero ser como el monte Tabor,
monte donde el peregrino ora y celebra la Eucaristía
para santificarse y elevarse,
para contemplar la belleza de Cristo
que todo lo transforma y lo hace nuevo,
y así transfigurarme con mi Señor. Amén.
 

(Pbro. Lázaro Albar Marín)
 
©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial sin permiso del autor. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación y con el nombre del autor.


ORACIÓN: Quiero ser como el Monte Calvario.

QUIERO SER
COMO EL MONTE CALVARIO
 


 No es que quiera ser un Calvario
sino el monte que contempló al Nazareno ...
cargando con su cruz que era mi cruz hasta dar la vida.

En tu cruz, Jesús Nazareno, veo mi cruz y miles de cruces
de todos los tiempos y de toda la humanidad,
cargas con la cruz de nuestro pecados, de nuestras injusticias,
de nuestros errores y egoísmos,
pero también la cruz de tantas familias en paro,
de tantas familias desestructuradas o rotas,
de tantos ancianos que viven la soledad,
de tantos jóvenes que han perdido el sentido de la vida.

Jesus Nazareno vas con la cruz a cuestas, vas dolorido, ensangrentado como Varón de Dolores,
derramando tu sangre de la Nueva Alianza
para el perdón de nuestros pecados,
es fuego de amor lo que llevas en tu corazón
porque has sabido amar hasta el extremo,
¿cuándo aprenderé a amar con tu mismo amor,
hasta darlo todo, sin medida y sin condiciones?

Jesús Nazareno,
coronado de espinas, Rey del Amor,
me miras a los ojos fijamente,
y cuando me miras me amas y me llamas
para que te siga también en la subida del Calvario
y entonces solo puedo decirte:
«quisiera amarte como tú me amas, hasta dar la vida».

Por eso quiero ser como el monte Calvario,
testigo del amor más grande,
del amor que no conoce fronteras,
del amor universal a todo pueblo, raza y nación,
del amor clavado en la cruz para la salvación de todos. Amén.
 

(Pbro. Lázaro Albar Marín)
 
©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
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miércoles, 13 de junio de 2018

ORACIÓN: Quiero ser como la zarzamora.

 
QUIERO SER COMO LA ZARZAMORA
 


 Eres arbusto de hojas ovaladas de color verde oscuro,
de rojo fruto comestible que se torna negro al madurar, ...
formando pequeños racimos de bolas que se extienden rápidamente
colonizando zonas de bosque, monte bajo y laderas.

Así viene a ser la vida cristiana,
un canto a la esperanza porque el verde es esperanza
y la esperanza es necesaria transmitirla,
confiar en Dios sabiendo que lo mejor está por llegar
porque con Dios todo tiene un final hermoso y gozoso,
la esperanza nos sugiere el horizonte de la vida eterna.

El fruto formado por pequeñas bolitas muy unidas y jugosas,
me llama a formar comunidades de hermanos muy unidos,
con un solo corazón y una sola alma,
en el misterio de comunión que es la Iglesia.

Racimos rojos que se tornan negro,
son comunidades que tienen a Cristo en el centro,
imitando su pasión de amor y de entrega,
hasta llegar a la madurez del testimonio en el martirio,
el negro luto de la entrega de la vida hasta morir de amor.

Colonizando zonas de bosque, monte bajo y laderas,
siendo planta de crecimiento rápido,
porque una comunidad madura crea nuevas comunidades,
el amor extiende la verdad, la fraternidad,
la justicia y la paz por todo el mundo.

La corteza de tus tallos es material para cestería o cuerdas,
entrelazando unas comunidades con otras,
en el amor a Dios y al prójimo en cada comunidad y en toda la Iglesia
como misterio de comunión para la misión.

Por eso quiero ser como la zarzamora
porque quiero vivir unido a Dios y a mis hermanos
dando frutos de amor porque el amor es el jugo de Dios. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar)

ORACIÓN: Quiero ser como la morera.

QUIERO SER COMO LA MORERA


 De pequeño buscaba la hoja de la morera
para alimentar a los gusanos de seda, ...
todo se envolvía de misterio
cómo el gusano hacía el capullo y se quedaba dentro
y un día salía convertido en mariposa
hasta que ponía sus huevos y moría.

Todo un año esperaba
que de aquellos minúsculos huevos
salieran nuevos gusanos que harían sus capullos,
uno verdoso, otro azulado, otro blanco, otro dorado,
y de otros muchos colores.

Gusanito de Jacob, oruga de Israel,
así es llamado el Pueblo de Dios en la Biblia,
un pueblo débil, que le cuesta trabajo avanzar,
que necesita la mano de Dios para ser fuerte
y no ser pisoteado por los pueblos paganos.

Así es nuestra historia,
Santa Teresa también quedó admirada de este misterio
y lo aplicó a la vida mística,
por la vida vamos como arrastrándonos como el hombre viejo,
pero el encuentro con Cristo y la comunión con él, imagen del capullo, nos transforma en hombres nuevos,
porque el encuentro con Cristo y la intimidad con él
tiene un poder transformante, el hombre carnal se hace espiritual.

Quiero ser como la morera que se da como alimento
para que muchas personas se encuentren con Cristo,
en la vida, en la adoración y en la misión.

Quiero ser como la morera
que comprende el misterio de cada persona
en diversidad de colores cuando se encuentra con Cristo,
porque Cristo es un misterio siempre por descubrir,
«busco tu rostro, Señor, no me escondas tu rostro. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar)


ORACIÓN: Quiero ser como un sicomoro

QUIERO SER
COMO UN SICÓMORO
 


 A un sicómoro subió Zaqueo para ver a Jesús
y Jesús le dijo: «Baja de ahí, ...
que hoy quiero hospedarme en tu casa».

Por eso quiero ser como un sicómoro
para levantar a los otros para que vean a Jesús
y al levantarlos también serán vistos por los demás,
es ayudarlos de pasar de la vanidad de creerse alguien
a la humildad de reconocer que sin Jesús no podemos alcanzar nada.

Quiero ser como un sicómoro
para despertar en los demás el anhelo de ver a Jesús,
no como curiosidad sino como necesidad del alma,
no para distinguirse de los demás
sino para dar con la fuente de la vida.

Zaqueo, era un hombre rico, publicano, de baja estatura
por lo que tiene que trepar a un árbol alto para ver a Jesús,
esto le supone un esfuerzo pero también ponerse en evidencia, descubrir ante los demás el deseo de ver y conocer al Señor.

Zaqueo se llena de alegría cuando Jesús entra en su casa,
la alegría del encuentro con Jesús le hace convertir su corazón,
dando la mitad de sus bienes a los pobres
y restituyendo cuatro veces más a quien había defraudado.

Es un movimiento de subir para bajar y bajar para subir,
sube desde su realidad pecadora
para ver con una nueva mirada al encontrase con Jesús,
es bajar a la humildad para reconocer su pecado y su miseria
y viendo el mal subir por el camino de la conversión
abajándose y desprendiéndose de su injusta riqueza.

Quiero ser como un sicómoro para subir cada día al corazón de Jesús
y él entrando en mí interior me diga como a Zaqueo:
«hoy ha llegado la salvación a esta casa». Amén.
 
(Pbro. Lazaro Albar)
 

ORACIÓN: Quiero ser como un magnolio blanco.

QUIERO SER
COMO UN MAGNOLIO BLANCO
 


 De gran altura destaca en parques y jardines
con sus flores grandes de color blanco ...
y sus hojas ovaladas de verde oscuro,
árbol que seguramente estaba en el jardín del Edén
por donde se paseaban Adán y Eva.

Majestuoso árbol de hojas persistentes, fuertes y aromáticas,
con sus flores que al inspirar su aroma
se recibe un fuerte olor a limón,
aroma de santidad en la creación de Dios,
la magnolia es flor del emperador
y flor del cristiano que anuncia la resurrección.

También es planta medicinal
contra el estrés, la ansiedad, las dolencias respiratorias,
al contemplar tal belleza y hacer oración
encuentro armonía, paz y sosiego.

Árbol para mirarlo y dejarse invadir por su belleza,
apreciado por los amantes de las flores
por su vigorosidad, de pétalos brillantes que emergen grandiosos
y se abren en todo su esplendor
pero al poco tiempo se marchita cogiendo un color marrón
hasta que la flor cae al suelo.

Quiero ser como la magnolia,
quiero abrir mi corazón a la conversión,
abrirme una y otra vez a la voluntad de Dios.

Así es mi vida y es la vida,
se llega a florecer hasta marchitarse y caer,
pero no en el suelo
sino por toda la eternidad en los brazos de Dios. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: Quiero ser como un arbusto de espinos

QUIERO SER
COMO UN ARBUSTO DE ESPINOS
 


 Siempre al encontrarme con un arbusto de espinos
recuerdo a mi Señor, coronado de espinas, ...
dolorido, sufriente, varón de dolores,
y todo por amor a mí.

Corona de espinas y no corona de oro o plata,
coronado por los pecados de la humanidad,
y también por las espinas que le he clavado con mis pecados,
corona para un Rey cuyo trono es la cruz y su cetro una caña, recuerdo que no hay mayor amor
que quien da la vida por sus amigos,
y yo soy su amigo.

Cada vez que paso de largo de un hermano que sufre,
le estoy clavando una espina;
cada vez que sale fuera mi soberbia,
le estoy clavando una espina;
cada vez que no construyo la paz,
le estoy clavando una espina;
cada vez que me aíslo y no soy fraterno,
le estoy clavando una espina;
cada vez que no soy fiel en la oración constante,
le estoy clavando una espina.

Pero también cada vez que soy perseguido a causa del Evangelio,
le están clavando una espina a Jesús;
cada vez que me calumnian,
le están clavando una espina;
cada vez que me hacen daño,
le están clavando una espina;
cada vez que hay indiferencia ante mi anuncio del Evangelio,
le están clavando una espina.

Quiero ser como un arbusto de espinos
que me recuerda lo que Jesús sufrió por mí y por todos. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marin)

ORACIÓN: Quiero ser como el Monte de las Bienaventuranzas

QUIERO SER
COMO EL MONTE DE LAS BIENAVENTURANZAS

 Monte bendecido, monte sagrado, tierra de fuego y amor,
¡cuántas eucaristías he celebrado allí, ...
en sus jardines y en su basílica!

¡Cuántos paseos,
contemplando el lago con la Biblia entre mis manos,
escuchando la voz de Jesús
ofreciéndome la felicidad del Reino de Dios!

Bienaventuranzas,
monte de oración con el solo mensaje del camino de la felicidad
según el proyecto de Jesús, mi Señor,
rompiendo esquemas mundanos donde la felicidad es confundida con el placer, la diversión y falsa libertad.

Se escuchaba el eco de su voz
«Bienaventurados, bienaventurados, bienaventurados…»
y mi corazón se ensanchaba, se llenaba de gozo y alegría,
sensación de plenitud.

Quiero ser como el monte de las Bienaventuranzas,
porque hoy en día siguen proclamándose allí la felicidad,
día tras día en el monte de la Bienaventuranzas
se dice quién puede ser dichoso según Dios.

La primera bienaventurada es María, Madre de Dios,
«Dichosa tú que has creído
que todo lo que te ha dicho el Señor se cumplirá»,
y después toda una muchedumbre inmensa
de los que creen sin haber visto, y entre ellos, estoy yo.

Soy feliz cuando soy pobre de espíritu, manso, limpio de corazón, misericordioso, artesano de la paz, cuando lloro,
cuando tengo hambre y sed de justicia,
cuando soy perseguido, soy feliz cuando amo a Dios. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACION: Quiero ser como el Lago Tiberiades.

QUIERO SER
COMO EL LAGO TIBERIADES

 ¡Cuántas veces me he bañado en él!
¡Cuántas veces he celebrado la Santa Eucaristía ...
en medio del lago cuando el barco ha parado sus máquinas!
¡Cuántas veces lo he contemplado desde fuera y desde dentro,
hasta que mi Interior ha llegado a la emoción!
¡Cuántas veces he respirado el mismo aire que respiraba Jesús,
donde la inspiración y espiración se hacía oración!

Sí, quiero ser como el lago Tiberiades,
testigo de la llamada de Jesús a sus primeros discípulos,
y hoy mi Señor me sigue llamando
desde el día que me escogió para ser de los suyos,
cada día me llama y sigue llamando a los que él quiere
como una bendición y un puro don.

Lago maravilloso donde la tempestad fue calmada,
¡cuántas tempestades él sigue calmando en mi corazón
inquieto y turbado ante la injusticia, el pecado y la maldición!

Lago maravilloso que recupera su bonanza,
todo queda tranquilo, pacificado, en silencio,
impregnado del amor del Maestro, nuestro Señor.

Lago maravilloso donde Jesús camina sobre las aguas
y aprendo a mirarle a los ojos, sentirme amado,
cuando el oleaje de la vida me hace temblar me hundo en las aguas
y como Pedro tengo que gritarle «¡Maestro, socórreme!»,
y ver cómo me tiende su mano para levantarme
diciéndome «¡hombre de poca fe!».

Quiero ser como el lago Tiberiades donde la pesca fue milagrosa,
en la noche oscura del alma no se pesca nada
porque hay que esperar que Jesús
se haga presente en la orilla de tu vida,
y con fuerza y mucho amor llegues a gritar «¡es el Señor!». Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: Quiero ser como el huerto de la Resurrección.

QUIERO SER
COMO EL HUERTO DE LA RESURRECCIÓN
 


 Después de aquella noche oscura,
después del dolor tan grande de la muerte del Salvador, ...
después de que se cerró el sepulcro
y pareció que todo había acabado,
amaneció y todo se llenó de luz,
el cielo gris se vistió de celeste azul,
salieron los rayos de sol para dar la buena noticia de la Resurrección, la piedra del sepulcro quedo corrida,
sobre donde yacía el cuerpo
ahora tan solo el sudario y las vendas,
y todo se llenó de luz

¿Dónde estaba Cristo?
¿Dónde habían puesto su cuerpo?
No estaba allí y se hacía presente donde quería,
María Magdalena lo confundió con el hortelano,
atravesaba las paredes para encontrarse con sus discípulos,
en el monte de Galilea, en la orilla del lago Tiberiades,
se hacía presente para despertar la fe
y como a María Magdalena
pronunció su nombre en el Huerto de la Resurrección,
él pronuncia mi nombre cada día
en el huerto de la vida para resucitarme.

El Huerto de la Resurrección floreció,
los almendros se llenaron de blanca flor,
de belleza, pureza y resurrección,
admirado ante el paisaje de resurrección caí de rodillas,
la gloria se manifestó.

Quiero ser como el huerto de la Resurrección
para despertar, dar vida y acoger a mi Salvador,
glorioso, transfigurado y resucitado,
pasear con Cristo, mi Señor,
al amanecer y al atardecer en oración de comunión,
donde muero yo para que viva él,
ahora y siempre en mí. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)


ORACIÓN: Quiero ser como el Huerto Getsemaní

QUIERO SER
COMO EL HUERTO GETSEMANÍ

Quiero ser fuerte para hacer la voluntad de Dios y no la mía,
ser fuerte en la tribulación, ...
en los momentos de soledad y angustia,
porque esto es lo que me enseña Jesús, mi Señor.

«Getsemaní» significa prensa de aceite,
la oliva es machacada así como nuestro Señor fue triturado
hasta sudar sangre en su oración,
quiero aprender a orar en los momentos más duros de la vida
donde los problemas no encuentran solución,
donde el sufrimiento o el dolor llega al alma,
realidad que viven muchas personas y todo discípulo de Jesús.

Nuestra oración va del Tabor a Getsemaní,
debatiéndose entre la luz y la oscuridad,
la alegría y la tristeza en el correr de la vida,
pero ahí está Jesús para ser contemplado, imitado, amado,
también cuando las cosas no son como quisiéramos que fueran.

Ocho olivos milenarios fueron testigos de la oración de nuestro Señor, abrazarse a uno de ellos y orar por todos aquellos
que padecen o sufren en este mundo
a fin de que sean aliviados o consolados
por la presencia de un ángel o de un hermano compasivo
es una obra de misericordia.

Quiero ser como el Huerto de Getsemaní,
testigo de la oración de nuestro Señor,
testigo de la paz que da la oración, alivio del alma,
consuelo del corazón.

Quiero ser como el Huerto de Getsemaní,
donde la oración se hace adulta, madura, más santa,
hasta ver y discernir qué quiere Dios de mí,
con todas las consecuencias y con todo el amor. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACION: Quiero ser como un almendro en flor.

QUIERO SER
COMO UN ALMENDRO EN FLOR
 

 El almendro está en flor, como adelantando la primavera,
árbol que despierta el primero para mostrar su belleza...
antes de que la tierra se revista de flores de mil colores,
¡oh, dichosa primavera!

Ya en enero nace la flor del almendro,
blanca o rosada, como un despertar a la vida,
el cristiano también necesita despertar espiritualmente
para que sea el Espíritu quien lleve su vida,
flor blanca de resurrección y pureza,
flor rosada cuyos pétalos hacen una alfombra
para que pase el Santísimo, el Cuerpo de Cristo resucitado.

El almendro anuncia que Cristo siempre va por delante,
Dios Padre lo ha resucitado en su inmenso amor
y ha llegado la alegría porque Cristo ha sido glorificado.

Su flor blanca floreciendo encierra un símbolo,
anuncia las primeras canas de la vejez
que es sabiduría de la madurez humana,
en los discípulos de Jesús
sabiduría divina o conocimiento interno del misterio,
¡Señor, quiero ser tu discípulo!

Dios encargó a Moisés que hiciera el candelabro de los siete brazos
con las formas de las ramas del almendro en flor,
así anunciaba la plenitud del despertar espiritual,
¡despiértame, Cristo Jesús!

Quiero despertar, mi Señor, resucitando contigo,
haciendo vida y transmitiendo el Evangelio,
buena noticia de Dios para la humanidad.

Paseando me encontré con el almendro en flor
y le dije «háblame de Dios»,
y me respondió «¡Cristo ha resucitado,
él es mi alegría, resucita con él!». Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)


domingo, 3 de junio de 2018

ORACIÓN: "Quiero ser como un verde laurel".

 
QUIERO SER
COMO UN VERDE LAUREL
 

 De tronco recto
porque mi vida quiere tener la rectitud que marca el Evangelio, ...
sus hojas azuladas porque quiero alcanzar el azul del cielo,
hojas lanceoladas que me recuerda la lanza
que atravesó el costado de nuestro Señor Jesucristo,
hojas aromáticas en la búsqueda de mi santidad en Dios.

Su flor de amarillentos cuatro pétalos
para que viva la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, planta medicinal porque es Jesús
quien puede curarme siempre el cuerpo y el espíritu.

Arrancando las hojas de laurel formé la corona
con lo que se recompensaba en Grecia y en Roma
a los poetas, a los deportistas y a los guerreros,
quiero ser poeta para cantar las maravillas de mi Dios,
correr en la carrera hasta alcanzar a Cristo y la corona merecida,
y combatir en esta tierra en ese combate espiritual
contra las fuerzas del mal.

Y así, coronado, alcanzar la victoria, la gloria y lograr la salvación, no por mis méritos sino porque Jesús dio su vida por mí
y eso es muy grande, sin merecerlo se sacrificó por mí
para liberarme del pecado y de la muerte, y darme la salvación.

Quiero ser como un verde laurel,
la esperanza me lleva a la gloria,
que nunca muera mi esperanza
porque en Cristo todo es posible,
él va por delante esperándome en la gloria.

Quiero ser como un verde laurel,
pero laurel en el Jardín de Dios. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín).


ORACIÓN: "Quiero ser como flor de un hermoso pensamiento".


QUIERO SER
COMO FLOR DE UN HERMOSO PENSAMIENTO

De diversos colores se viste la flor del pensamiento,
pensamientos más alegres y más tristes, ...
pero en su conjunto triunfa la alegría.

Blancos de resurrección,
violetas de penitencia y sacrificio,
rosáceos o rojos de pasión de amor entregado,
anaranjados de la añoranza a la que aspira el corazón humano, amarillos de una gran alegría que acompaña la vida cristiana.

Caprichosos dibujos cerca del corazón de cada flor,
de cada pensamiento, señalando el néctar,
llamando a entrar en la profunda interioridad,
donde se escucha la voz divina
y la vida adquiere sabor.

«Vosotros tenéis la mente de Cristo», nos dice san Pablo,
quisiera en todo momento pensar como Cristo para sentir como él, pensamiento, sentimiento y acción,
así es la vida cristiana, siempre con Cristo.

Quisiera ser como flor de un hermoso pensamiento,
porque el pensamiento cristiano tiene belleza,
son pensamientos de santidad para hacer presente el Reino de Dios
y amar a Dios y al prójimo, a los hermanos y a todos,
el amor salva.

Quisiera ser como flor de hermosos pensamientos
acompañados de sentimientos,
para no dejar al hermano tirado en la cuneta de la vida,
para no dejar a las personas malheridas,
para curar heridas, vendar los corazones y dar la vista a los ciegos.

Quisiera ser como flor de un hermoso pensamiento,
pensamiento magnánimo, pensamiento positivo,
pensamiento de paz y amor
que transforme la tierra para hacerla Tierra de Dios. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: "Quiero ser como una higuera que da fruto".

 
QUIERO SER
COMO UNA HIGUERA QUE DA FRUTO
 


 Hay una higuera estéril, con hojas pero sin fruto,
símbolo del Pueblo de Israel que no daba frutos de conversión, ...
símbolo del pecador que no está dispuesto a convertirse,
Jesús le dio un tiempo de gracia y de misericordia,
pero cuando al pasar de nuevo la higuera no había reaccionado,
Jesús la maldijo.

Señor, que nunca yo sea como la higuera estéril,
siempre en proceso de conversión vaya dando fruto, mucho fruto, porque ¿para qué sirve un cristiano mediocre sin frutos de amor?
La mediocridad y el estancamiento es esterilidad.

Tú, Jesús mío, tienes paciencia conmigo,
me das muchas oportunidades de conversión,
cada día y cada instante es una oportunidad para dar fruto,
hay días más fructíferos y días más estériles,
pero tu llamada es a dar fruto abundante.

Hay una higuera con frutos sabrosos, higuera bendecida,
cada día me pregunto qué quiere Dios de mí
porque cada día le digo a Dios «¿qué quieres de mí?»,
y si descubro su voluntad, dejándome llevar por el Espíritu Santo,
me lanzo a la misión dando fruto.

Hay quien meditaba debajo de una higuera, y Jesús lo vio y lo llamó, reconoció en Natanael a un verdadero Israelita
porque meditaba la Ley y los Profetas,
esperaba al Mesías y el apóstol Felipe se lo presenta,
el esperado de los tiempos se hizo presente.

Quiero ser como una higuera que da fruto,
recogerme en oración a su sombra para meditar
y escuchar la voz de Dios, y decir cada día:
«Gracias, Jesús, por haberte encontrado,
gracias porque has salido a mi encuentro,
gracias por haberte revelado,
gracias por ser mi Salvador y Señor». Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: "Quiero ser como una flor en un hermoso jardín".

QUIERO SER
COMO UNA FLOR
EN UN HERMOSO JARDÍN
 


 En el Jardín de Dios la más bella flor es María, ...
su olor a perfume de santidad,
su fragancia es divina porque es Madre de Dios,
su humildad resplandece como esclava del Señor
que abre puertas a un pueblo que se arrodilla
para lavar los pies a los pobres y a los que sufren.

En el jardín de Dios yo soy como una flor más,
aquella flor que se fija en la más bella flor
y quiere parecerse a ella pero necesita la savia del Espíritu Santo
día a día y constantemente.

Es la oración la que da color a mi vida,
sin oración todas las flores palidecen y se marchitan,
la belleza de Dios está en María
y en todos sus hijos que anhelan la santidad,
yo quiero ser como una flor en un hermoso jardín
y ese jardín sea Jardín de Dios.

Un día puedo ser una flor blanca que hable de pureza,
limpieza de corazón y por qué no, de resurrección;
otro día seré una flor azul que hable de humanidad,
generosidad, misericordia, libertad;
y otro día seré una flor roja, martirial,
flor de la pasión de amor, del amor sacrificado y entregado.

Yo puedo ser todo el jardín o una sola flor,
cada día con una experiencia de Dios,
cada día con aroma de mayor o menor santidad,
la santidad florece en la vida,
en las entrecrucijadas de la vida,
solo el amor embellece este Jardín,
que es la Iglesia de mi Dios.

Quiero ser como una flor en un hermoso jardín,
y que ese jardín sea el Jardín de Dios. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín).


ORACIÓN: "Quiero ser como un sarmiento unido a la vid".



QUIERO SER
COMO UN SARMIENTO UNIDO A LA VID

Tú, Cristo, tú eres la vid y nosotros los sarmientos,
qué belleza el Sarmiento unido a la vid, ...
porque sin ti, Cristo, no puedo hacer nada.

Hay una historia de amor y otra de desamor,
deja que muera el desamor para que la historia de mi vida
unida a la tuya, Cristo, sea una historia de amor y de salvación.

La Iglesia son muchos sarmientos unidos a la vid,
la vid crece y los sarmientos dan racimos de uvas,
comunidades de amor unidas a su Señor,
uvas más verdes y otras más maduras,
depende del tiempo que el Sarmiento lleva unido a la vid.

Quiero ser como un Sarmiento unido a la vid,
Sarmiento que al dar fruto se poda para que dé más,
la ascética, el esfuerzo personal, el ejercicio de la voluntad
en el sacrificio hace posible grandes racimos de uva jugosa
que al ser pisada se convertirá en vino.

Vino que al ser consagrado se transforma en la Sangre de Cristo, Sangre derramada para el perdón de los pecados,
por eso mi Señor quiero beber de tu cáliz cada día,
para configurarme cada día más a ti,
para ser otro Cristo que da vida en abundancia.

Y así, el sacerdote se hace pan con Cristo y vino con él,
Cuerpo y Sangre, y lo ofrece «Tomad y comed, tomad y bebed»,
y al ofrecerlo al Pueblo de Dios, se ofrece con él.

Haz Jesús, que yo sea tu Sarmiento
y nunca me separe ti, tú la Vid verdadera,
solo el amor une mi corazón al tuyo,
solo el amor une tu corazón al mío,
y así se cumplen tus palabras:
«permaneced en mí y yo permaneceré en vosotros». Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
 
 

ORACIÓN: "Quiero ser como una roca firme".

QUIERO SER
COMO UNA ROCA FIRME
 
 


 Apóstol Pablo tú nos dijiste:
«Mire cada cual cómo construye, ...
porque uno solo es el cimiento, Jesucristo»,
Jesucristo es la roca de mi vida,
todo puede construirse sobre roca o sobre arena,
construir la casa de mi vida sobre Cristo es seguridad,
construir la casa sobre arena es inseguridad,
viene el temporal de las dificultades y los fuertes vientos de la vida
y se llevan mi casa, mi fe, todo el sueño de Dios se destruye,
y ya yo no soy yo.

Construir mi vida sobre roca es aspirar a ser santo,
es llegar a decir: «no vivo yo, es Cristo quien vive en mí»,
pues «no hay Santo como el Señor, no hay roca como nuestro Dios».

Las raíces de mi vida de fe es «ser en Cristo»
porque puedo hacer muchas cosas pero sin Cristo,
ser en Cristo y con Cristo es mi identidad,
es no perder el primer amor,
porque si pierdo este amor lo pierdo todo.

Amado mío, Cristo mío,
abandonado a mis propias fuerzas, me hundo y perezco,
más visitado por ti, salgo a flote y vivo,
porque tú eres la vida, el Pan de Vida, el alimento para no perecer,
el alimento de la vida eterna, el alimento de mi vida.

Quiero ser como una roca firme, porque Dios es mi roca de refugio,
el lugar donde puedo sentarme para contemplar este mundo
y ver tanta injusticia, tanta maldad, tanta angustia,
tanta soledad y desesperación,
pero contigo Dios mío me siento seguro
para transformar toda realidad en un canto de esperanza.

Quiero ser, Cristo mío, como una roca firme,
porque sé que tú siempre estás conmigo, contigo me siento seguro, contigo me mantengo firme, contigo puedo tocar el cielo. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: "Quiero ser como una palmera en la ciudad".

QUIERO SER
COMO UNA PALMERA EN LA CIUDAD
 


 Llama la atención la palmera en la ciudad,
Jericó la ciudad más milenaria es la ciudad de las palmeras, ...
allí curó nuestro Señor al ciego que arrojó su manto de miseria
y le siguió por el camino,
a veces yo también puedo estar como ciego y no darme cuenta,
por eso cada día quiero decirte mi Señor: «Dame tu luz, para que vea».

Alta palmera, que con el viento puede quebrarse,
pero su tronco es duro, fuerte, resistente,
yo también quiero alcanzar altura, aspirar a lo más alto,
buscar los bienes del cielo, anhelar santidad,
aunque haya tormentas no me romperé
porque el Espíritu, mi Maestro Interior, es mi fortaleza.

Las hojas verdes con su caída, hojas verdes de esperanza,
que nunca muera en mí la esperanza
de la resurrección y la vida eterna,
y la esperanza de que con Cristo
todo se embellece, todo mejora, todo es posible.

Frutos de jugosos dátiles anaranjados,
como mi vida que en cada atardecer
se examina a sí misma por si ha podido amar más y mejor,
y dice al Corazón de Jesús:
«ten piedad de mí, porque quiero amarte más».

Quiero ser como una palmera en la ciudad
que destaque por la humildad, la paz, el silencio,
la oración y la contemplación,
el amor a todos los que padecen en su cuerpo o en su alma,
y cuánto me falta porque siempre estoy en camino.

Quiero ser como la palmera en la ciudad
y como mendigo recostarme sobre ella
para gritar cuando Jesús pase:
«Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí».Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: "Quiero ser como la zarza que habló a Moisés"

 
QUIERO SER COMO
LA ZARZA QUE HABLÓ A MOISÉS
 


 La vida cristiana es un descalzarse ante Dios
porque la tierra que piso es tierra sagrada, ...
el Reino de Dios es tierra sagrada,
la Iglesia es tierra sagrada,
la vida, mi vida es sagrada porque Dios me habita,
ante ello solo puedo descalzarme.

Descalzarme es despojarme,
quedarme descalzo como crucificaron a Jesús,
sus pies desnudos fueron taladrados
y sangre de amor derramaron.

Mis pies descalzos avanzan por la vida
transmitiendo el amor de Dios,
Cristo es el amor de Dios para la humanidad
y ¡ay de mí si no lo anunciase!

La zarza ardiendo
es el amor de Dios que no se consume,
son llamas de amor vivas, incesantes,
fuego de amor como es la Eucaristía,
fuego de amor como es la caridad cristiana,
fuego de amor que arde en mi corazón.

Por eso quiero ser como la zarza que habló a Moisés,
que ardía y no se consumía,
quiero vivir admirado ante el misterio de amor
que anida en mi corazón, porque
¿qué sería de mí si Dios no me habitase?
¿Qué sería de mí si mi corazón se enfriase?
¿Qué sería de mí si la zarza que arde en mi corazón se apagase?

Por eso, ¡Ven, Santo Espíritu!
¡Ven, con tu fuego de amor!
Como aliento, como soplo Incesante
para animar mi vida en Ti, ahora y por siempre. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: "Quiero ser como un retorcido alcornoque".

QUIERO SER
COMO UN RETORCIDO ALCORNOQUE
 
 

 
 Hay quien se retuerce de dolor,
hay quien se retuerce bailando, ...
hay quien se retuerce al pensar
lo complicada que es la vida,
y el alcornoque se retuerce en su constitución
revistiéndose del corcho que le aísla del frío y del calor.

Llegado el momento el alcornoque se despoja
de las cortezas de corcho,
así como mi vida se va despojando
de tantas cosas, de tantas personas,
como un desarraigo del corazón.

Y es el tronco el que desprende su corteza
hasta quedarse desnudo y libre,
así como a mi vida se le cae su miseria, lo que no es de Dios,
buscando la purificación, la libertad y la santidad,
buscando a mi Señor.

Para que en mi vida se pueda reflejar el rostro de Cristo, continuamente en ejercicio diario voy despojándome, desprendiéndome, renunciando,
rechazando todo aquello que no lo quiere Dios.

Por eso me siento como el alcornoque
que queda desnudo pero limpio,
toda una vida que va dejando en su orilla
el peso de su corteza para mostrar la verdad del corazón,
la verdad de mi Señor y todo su amor,
la justicia y la paz que reinan en mi interior.

Quiero ser como el retorcido alcornoque
porque el desprenderme es siempre con dolor,
desprenderme de mis sueños para escoger los de Dios,
desprenderme de mis proyectos para escoger los de Dios,
desprenderme de tanto para alcanzar y abrazar a Dios. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

ORACIÓN: "Quiero ser como la flor de trébol"



QUIERO SER
COMO LA FLOR DE TRÉBOL

Tres hojas unidas, un mismo color, el verde espiritual,
Dios es uno y trino, tres personas y un solo Dios, ...
Dios es Espíritu y Dios es amor.

La flor de trébol me habla del Dios trinitario,
de esa comunión de amor,
de esas miradas que se cruzan en el amor,
amor que desciende a toda creatura humana
donde la Santa Trinidad quiere habitar.

Contemplar la flor de trébol
y preguntarle «háblame de Dios»,
es escuchar una voz Interior que me dice:
«entra en tu interior y te encontrarás con Dios».

Y es que en los días de mi vida escuché
«si alguno escucha mi Palabra y la cumple,
el Padre y yo haremos morada en él»,
lo escuché una y otra vez
hasta reconocer que por el bautismo soy templo del Espíritu Santo, que al acoger la Palabra Divina y hacerla vida
soy habitado por el Padre y el Hijo.

Quiero ser como la flor de trébol
que al llevarla a mi corazón
veo que dentro de mí se hace presente la Santísima Trinidad
en su misterio de la inhabitación,
la comunión y el amor.

Lo que es la Santa Trinidad
está llamada a ser toda comunidad,
reflejo de la Santísima Trinidad,
comunidad de hermanos
que reflejan el amor y la comunión de Dios,
santo, santo, santo es Dios y santo quiero ser yo. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)