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domingo, 26 de noviembre de 2017

ORACION: Ama, suelta los frenos, y abraza a Dios.

AMA, SUELTA LOS FRENOS,
Y ABRAZA A DIOS
Cuando no tengas ganas de rezar,
cuando tu oración sea un árido desierto, ...
cuando parezca que has perdido la fe,
ama, suelta los frenos y abraza a Dios.
Cuando los miedos te paralicen,
cuando te dé vergüenza anunciar a Jesucristo,
cuando puedan reírse de ti,
cuando tengas resistencias para la conversión,
ama, suelta los frenos y abraza a Dios.

Cuando la vida se te haga pesada, incluso insoportable,
cuando te encierres en ti mismo por miedo a que te pisoteen,
cuando no puedas más,
ama, suelta los frenos y abraza a Dios.
Cuando hayas perdido la ilusión,
cuando todo lo veas oscuro,
cuando parece que la esperanza se desvanece,
ama, suelta los frenos y abraza a Dios.
Cuando todo se vuelve contra ti,
cuando estás subiendo el Calvario,
cuando te quieren crucificar,
ama, suelta los frenos y abraza a Dios.
Cuando parece que te quitan la tierra que pisan tus pies,
cuando te encuentras ante un precipicio y el tergiverso abismo,
 cuando tengas que elegir entre el abismo y Dios,
ama, suelta los frenos y abraza a Dios.
Cuando sientas la soledad,
cuando te encierres en ti mismo,
cuando te aísles en tu dolor,
ama, suelta los frenos, corre,
y lánzate en los brazos de Dios.
Confía en Dios, ámale, que Él no te defraudará. Amén.
 
(Pbro Lázaro Albar Marín)
(

lunes, 20 de noviembre de 2017

RESEÑA RETIRO: La Eucaristía, Fuente de Vida.



Este fin de semana la Fraternidad «Velad y Orad» ha impartido en la Casa de Espiritualidad de Santa María de las Mogarizas un retiro sobre La Eucaristía, Fuente de Vida. Veintisiete personas de distintos lugares de nuestra Diócesis, incluido de Ceuta, han asistido y participado de este Encuentro con el Señor. Cuarenta y ocho horas de adoración del Santísimo, en el día y en la noche, percibiendo una fuerte presencia de... quien es la razón de nuestra vida. Documentos como la carta apostólica de san Juan Pablo II Dies Domine, la exhortación apostólica de Benedicto XVI Sacramentum caritatis, y el Catecismo de la Iglesia, han ilustrado el retiro junto con la Palabra de Dios. Meditaciones (Eucaristía, misterio de la fe; La Eucaristía, celebrar el don de Dios; Eucaristía y compromiso de vida cristiana; Actualizar la conciencia del Día del Señor), contemplaciones (Hazte Pan de Dios para los demás; Quien venga a mí, no tendrá hambre; La Cena del Señor; Entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo), la oración comunitaria del sábado por la noche (Señor, danos siempre de ese Pan), la Liturgia de las Horas, las Eucaristías, la meditación personal, la continua confesión y la alegría de los participantes al recibir el sacramento de la Reconciliación, el silencio, la soledad, la oración, el canto contemplativo, la música y la belleza de la naturaleza han llenado el tiempo y el lugar de la experiencia vivida. Pero sobre todo resplandecía el Santísimo expuesto como Sol que iluminaba nuestros corazones. Algunos han dicho que lo que han vivido les ha marcado entre un antes y un después; todos hemos percibido un amor muy grande que brota de la adoración del Cristo Eucarístico; otros han salido con deseos de incorporar a su vida la Eucaristía diaria; y en la Primera Jornada de los Pobres, una mayor concienciación de acercarnos a los pobres, ayudarlos y hacerlos partícipes de nuestra vida de fe y de la Eucaristía dominical.
 


ORACIÓN: Siempre junto a Ti, para adorarte, Mi Señor.




Al llegar la noche, cuando toda la creación descansa,
cuando las aves han regresado a su nido, ...
los animales a sus guaridas y las personas descansan en su lecho,
ahí sigues tú, Cristo, Presencia Eucarística,
con tus adoradores en contemplación y silencio,
aquí estoy junto a Ti,
siempre junto a Ti, en adoración.
Sigue ardiendo la llama de tu amor
y nuestros corazones quieren también arder contigo,
en comunión, en fiesta de júbilo y danza mística,
de rodillas o postrados ante Ti,
Sol resplandeciente de la noche,
caigo enamorado de amor,
muriendo de amor, contigo,
siempre junto a Ti, en adoración.
¡Cuánto dolor y sufrimiento en el mundo y en nuestro mundo!
 ¡Cuánta angustia a veces desesperanzada!
¡Cuántas tragedias y cuántos fracasos!
¡Cuántas ilusiones perdidas!
Y Tú, coronado de espinas y flagelado, amando,
con tu amor de todo amor sanando y curando
a quién te contempla y te adora,
por eso estoy aquí, junto a Ti, contigo,
siempre junto a Ti, en adoración.
Así eres Tú, en medio de la noche,
como el ciprés que apunta al cielo,
Tú nos apuntas hacia la eternidad, la gloriosa felicidad junto a Ti,
recuperando el Paraíso perdido, el Jardín del Edén,
siento tu presencia como la brisa de la tarde o el frescor de la noche,
y aquí estoy, junto a Ti, siempre contigo,
siempre junto a Ti, en adoración.
No me dejes, mi Señor, quiero estar siempre contigo,
atráeme hacia Ti, siempre junto a Ti,
que muero de amor, en adoración. Amén.
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

sábado, 18 de noviembre de 2017

ORACION: Jardín de Dios, Presencia Eucarística.

 
 
Te adoro y siempre te adoraré,
Cristo mío, Cristo de todos,...
Iglesia santa a tus pies, arrodillada,
Tú, Santísimo Sacramento del altar.
Paseando contigo, caminando contigo,
escalando las cumbres del amor hasta alcanzarte y abrazarte,
cada día y cada noche, en el silencio de la oración,
en la escucha de tu Palabra, y adorándote y alabándote,
en la tierra de la humildad, ¡pobre de mí!,
tierra sagrada donde me descalzo para amarte, mi Señor.
Las flores de tu jardín somos nosotros,
en mil colores de belleza espiritual,
el alma se enternece, el corazón se estremece
admirado de tu belleza de Buen Pastor,
y caminas entre nosotros y con nosotros,
las espinas que te clavaron quisiera quitártelas,
las espinas que me clavaron te las ofrezco,
Rosa con espinas es tu Madre y nuestra Madre, Santa María,
en el Jardín de Dios, Huerto florido.
Siempre atardeciendo, siempre amaneciendo,
Cristo Resucitado eres mi Sol,
tus rayos de amor ponen a examen mi amor,
en el atardecer de la vida alcanzando el cielo de la eternidad,
el hogar de la santidad, la paz junto a Ti, mi Señor,
paseando, caminando, evangelizando y amando,
amando, sin dejar de amar, en esta tierra
hasta tocar el cielo con mis manos heridas como las tuyas,
pero manos que son bendición.
Solo puedo ofrecerte, Santísimo Sacramento,
esta flor roja de tu pasión que es la mía,
pasión de amor hasta que arda la tierra en fuego,
llamas de amor, que encienden los corazones,
porque tú estás en mí, y yo en adoración. Amén
 
(Pbro. Lázaro Albar Marín)

martes, 14 de noviembre de 2017

ORACION: Tengo sed de ti y Tu tienes sed de mí.




Como la tierra reseca y agrietada 
que espera la lluvia para que germine la semilla, 
así mi alma te anhela para que con tu gracia, Dios mío, 
brote la semilla de la fe, la esperanza y la caridad 
hasta alcanzar el cielo.

Como la cierva que busca corrientes de agua, 
así mi alma busca la fuente que brota de la Eucaristía, 
beber y beber, amar y amar, 
hasta elevarme en un éxtasis que alcance también el cielo.

Como el que busca la paz 
y vive en continua lucha dando respuesta a la vida, 
a lo que hiere el corazón, a lo que desconcierta, 
a todo tipo de tribulación, 
pero sigue alegre, perseverante y esperanzado, 
así mi alma quiere ser sin desfallecer, sin hundirse, 
caminante sobre las olas del amor en el océano de Dios.

Como el que busca la luz y se aleja de los paisajes tenebrosos, 
de los cielos de oscuridad y tiniebla, 
y corre incesantemente en la oración del día y de la noche, queriendo sumergirse en la luz divina, 
amaneciendo cada día al amor de Dios 
que todo lo cubre, todo lo llena, 
así mi alma anda sin descansar, 
corre las tras huella de mi Dios en esta aventura 
que es la vida buscando la eternidad.

Y desde la cruz, mi Cristo y Señor, me dices «tengo sed», 
y tienes sed de que yo tenga sed,
que yo tenga sed de tu amor y me deje amar por ti 
para que yo llenándome de ti ame a los demás,
aunque los demás no conozcan cómo amo, 
pero amando hasta morir de amor.

Solo puedo decirte que mi sed es tu sed, 
mi amor es tu amor, mi paz es tu paz, 
y que sin ti muero de dolor hasta desaparecer en mi abismo 
pero cogido entre tus manos, 
silencio de tu amor que nunca me abandonas
porque has dado la vida por mí,
Santísima Trinidad.

Gracias, mi Señor, por ser como eres,
quiero ser como tú, 
tengo sed de ti porque tú tienes sed de mí. Amén
 
(Pbro. Lázaro Albar)