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martes, 27 de diciembre de 2016

FELICITACIÓN DE NAVIDAD POR LÁZARO ALBAR MARÍN


UNA ESTRELLA BRILLA EN LOS CIELOS,
ES DIOS QUE DESCENDIÓ
 
Una estrella brilla en los cielos,
una estrella brilla donde la tierra toca el cielo,
brillo de Dios quiero ser
donde abundan las tinieblas y la desolación.
 
Elevar el corazón hasta el corazón de Dios
y bajar a la tierra donde ha nacido Dios,
un Niño que llora, recostado en el pesebre,
al calor de la mula y el buey, en la marginación.
 
Y naces pobre entre los pobres,
sin techo ni hogar, como vagabundo del camino,
mendigo del amor, marginado, explotado, dolorido,
naces y eres Dios.
 
Sí, ya se escucha el canto de los ángeles,
la música de Dios,
porque Cristo ha nacido también en mi corazón,
María, José y el niño Jesús,
ternura y beso de Dios.
 
Ya está aquí, ha llegado y sigue llegando,
viene pobre pero trae toda la riqueza del cielo,
viene humillado para ser glorificado,
viene a nuestra carne para santificarnos.
 
Ya está aquí, es el Amor de los amores,
el Amor divino hecho humano,
en la Noche Santa de cada día,
cuando abres la puerta del corazón,
nace Dios.
 
¿Qué puedo ofrecerle? ¿Mi vida? ¿Mi corazón?
Mejor le daré todo porque soy nada
ante tanta Luz, Misericordia y Perdón,
soy nada a los pies de Dios,
y me siento pobre, muy pobre,
le daré mi miseria y mi pobre amor.
 
Lágrimas a sus pies, lágrimas de dolor,
por la guerra en Siria, Irak,
y otros lugares de este planeta azul,
en Belén y en cada hogar una lágrima
para que se acabe la guerra, la violencia y el terror.
 
Lágrimas a sus pies por el hambre y el hombre,
y por la mujer que sufre injusticias, enfermedades,
desconsuelo, soledad, angustia y desesperación.
 
Hay tanta soberbia, envidia, egoísmo e individualismo,
y nos alejamos de Dios
que llama y llama a nuestra puerta
para que le abramos e insiste una y otra vez,
con tantas cosas no escuchamos su voz.
 
Ante esta tierra sagrada me descalzo,
me asombro de tanto amor
porque el cielo ha venido a visitarnos,
por una rendija se coló,
no había casa ni posada
y ha descendido el mismo Dios.
 
Me siento niño ante el Niño,
pastor en adoración,
discípulo de su amor,
quiero cantarle con mi armónica, flauta y tambor,
panderetas de colores para el Salvador.
 
La tierra goza de alegría, brota la esperanza,
la vida en su esplendor
porque un Niño nos ha nacido
y es nuestro Salvador.
 
¡FELIZ NAVIDAD, FELIZ SALVACIÓN,
Dios ha descendido a tu corazón! Amén.
 
 Pbro. Lázaro Albar Marín