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jueves, 21 de diciembre de 2017

ORACIÓN: Nació una flor, es Cristo el Señor.

 
 
NACIÓ UNA FLOR,
ES CRISTO EL SEÑOR

En el silencio de la noche nace una flor, 
es Cristo Jesús en el Jardín de Dios.

Dios miró el mundo, 
desconsolado, apenado, 
esclavo del pecado y de la muerte 
y pensó lo inimaginable, 
encarnarse, hacerse de carne, 
hacerse uno de todos, 
para liberarnos, salvarnos, 
poner una flor para hacer crecer su Jardín 
y convertir la tierra en cielo, 
lo humano en divino, 
y del seno de una Virgen nacer el Redentor.

Ángeles de Dios anunciaron la paz y la gloria 
para humildes pastores que cuidaban su rebaño 
y ahora con la adoración al Salvador 
se convirtieron en jardineros de Dios.

Flores de paz, de generosidad y fraternidad, 
de fe, esperanza y amor, 
con el agua del Espíritu en el corazón humano, 
la tierra embellecida con flores rojas de pasión y dolor, 
del pesebre al Calvario, para la salvación.

¡Ay, mi Señor, que esta tierra sufre, 
esta tierra se empobrece cuando le faltas tú! 
¡Cuántos corazones cerrados! 
¡Cuánto egoísmo y maldición 
por no acogerte como flor de la vida,
flor de Dios para la salvación!

¡Hagamos un jardín, el Jardín de Dios, 
con semillas divinas 
junto a José, María y el Niño, 
y caigamos en adoración!
¡Hagamos de la tierra cielo, 
y del desierto un vergel, 
flores divinas que tienen corazón 
y dan gloria a Dios!

¡Qué perfume de delicia divina 
en el Jardín de Dios, 
perfume de santidad y humildad 
en el Reino de Dios!

Haz de tu vida una flor de Dios, 
a los pies de Jesús, 
con olor de santidad y sacrificado amor, 
todo se embellece, 
todo queda perfumado de incienso y oración, 
donde Dios reina, reina el amor,
y brota una flor para el Jardín de Dios. Amén
 
(PBRO. LAZARO ALBAR)


domingo, 17 de diciembre de 2017

FELICITACIÓN NAVIDEÑA

¡FELIZ NAVIDAD!


Navidad, nace el Pan de Dios, 
el Pan de la Vida,
Belén es la Casa del Pan,
comparte tu pan
con el que nada tiene, porque
Jesús nace pobre entre los pobres.

Coloca el misterio en un establo, 
mejor en un rincón de tu corazón,
en la oscuridad de tu vida, 
allí  quiere nacer la Luz del mundo,
que ilumina todo y lo llena todo.

Cristo mío y de todos,
vuelve a nacer en tu Iglesia, 
en cada comunidad, en cada hogar, 
que nadie te rechace, 
porque tú nos traes la salvación,
la gloria de Dios, la paz del cielo.

Que se acaben guerras, injusticias, 
violencia, hambre, y renazca paz,
solidaridad, generosidad,
y mucho amor.

Navidad es esperanza, ilusión, 
gozo y alegría, todo renace
con Jesús, María y José,
descubramos el misterio de Dios.

Quizá estés parado
y pienses que no hay Navidad,
si caes en adoración
quizá Él pueda concederte 
tu trabajo tan deseado.




Quizá eres inmigrante,
has dejado tu país y tu gente,
en busca de mejor vida 
y pienses que no hay Navidad 
porque no encuentras una posada, 
si caes en adoración
Dios puede prepararte
una casa aunque esté en ruinas 
para empezar de nuevo.

Quizá perdiste tu casa, tu hogar, 
y andas deambulando, 
sin techo, sin nada, 
y pienses que no hay Navidad, 
pero alguien puede abrirte su casa, 
invitarte a su mesa,
darte la luz de la esperanza, 
entonces puedes caer en adoración 
porque contigo está el Niño Dios.

Quizá estés enfermo 
y pienses que no hay Navidad, 
pero si caes en adoración ante Jesús, 
Él puedes revitalizar 
tu fe, esperanza y amor, 
si te unes a su pasión 
puede brotar en ti la oración 
de confianza y abandono en Dios, 
e incluso Él puede concederte 
la salud, ¡quién sabe, solo Dios sabe!

En la noche de Nochebuena 
bendice la mesa 
y adora con humildad al Niño Dios, 
el pesebre es la cruz, 
está envuelto en paños blancos de resurrección, 
brilla la estrella que reluce en tu interior,
viene a guiar tu vida 
con su Espíritu y la luz de su amor.


Pobreza, sencillez, silencio, 
paz, caridad, fe y esperanza, 
sin posada, sin cuna ni cama, 
sin casa ni hogar, 
bajo el frío del invierno 
nace mi Señor,
si le dejas entrar en tu corazón.

¡Feliz Navidad!  
Sí, hay feliz Navidad 
si caes en adoración.

¡Feliz Navidad 2017!
Anunciadlo…
           «¡Ha nacido el Salvador!».                

P. Lázaro Albar

ORACIÓN: ¡OH, VIRGEN INMACULADA!



¡OH, VIRGEN INMACULADA!

¡Oh, Virgen Inmaculada!
Belleza sin igual, 
de corazón limpio y alma limpia, 
sin pecado, sin mancha, 
resplandeces en el cielo 
para ser contemplada, amada, abrazada.

¡Oh, Virgen Inmaculada!
En tu rostro se ve la belleza de Dios, 
la ternura de una Madre, 
la mirada de un amor eterno, 
los labios intercesores 
de quien continuamente ora por sus hijos.

¡Oh, Virgen Inmaculada!
¡Alégrate, llena de gracia!
Tú alegras nuestro corazón, 
al sentirte nuestra Madre, 
al saber que estás ahí 
y que Dios está contigo.

¡Oh, Virgen Inmaculada!
Tu rostro se refleja en el lago azul, 
que ya no es tu rostro, sino el de Cristo, 
porque has llevado en tu vientre al Salvador.

¡Oh, Virgen Inmaculada!
Sin pecado y llena de gracia 
nos llamas a vivir llenos de gracia, 
a pasar con frecuencia 
por el sacramento de la Misericordia Divina 
a fin de que tengamos un corazón limpio 
capaz de ver a Dios en los hermanos.

¡Oh, Virgen Inmaculada!
Nueva Eva, obediente para siempre, 
que nos devuelves el Paraíso perdido, 
la comunión con Dios y con los hermanos, 
hasta sentir cada día al atardecer 
la brisa de Dios, el soplo del Espíritu 
que nos rejuvenece.

¡Oh, Virgen Inmaculada!
La Toda Santa, nos quiere santos, 
porque hemos sido llamados por Dios 
antes de la creación del mundo 
para ser santos e irreprochables 
ante Él por el amor.

¡Oh, Virgen Inmaculada! 
Ya solo la santidad, 
la humildad de una esclava, 
la docilidad a Dios, 
y un «sí» cada día que renueva la historia, 
el «sí» que ha abierto las puertas de la salvación.

¡Oh, Virgen Inmaculada!
Gracias por tenerte como Madre, 
por ser Madre de Dios y Madre nuestra, 
gracias por tantas gracias que nos llegan a través de ti 
para que seamos fieles hasta que lleguemos 
a contemplar la gloria de Dios 
y vivamos en el Jardín de Dios para siempre. Amén.
(PBRO. LAZARO ALBAR)

lunes, 4 de diciembre de 2017

ORACIÓN "¡Ven, Señor, no tardes más!"

 
 
¡VEN, SEÑOR, NO TARDES MÁS!
Es Adviento,
se despierta el anhelo del corazón,
las puertas se abren para que entres en la Iglesia, ...
en cada comunidad y en todo nuestro ser,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
y como el centinela nos mantenemos en vela,
los ojos iluminados del corazón nunca se cierran,
ni de día, ni de noche,
porque el Señor viene y no podemos quedarnos dormidos,
vendrá por sorpresa, en el momento inesperado
y el alma debe permanecer vigilante a la espera del Esposo,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es. Adviento,
y se enciende la oración del corazón,
la oración ininterrumpida, la oración perseverante
con las lámparas encendidas y el anhelo del corazón,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
y hay que ponerse a trabajar,
abajar los montes de la soberbia
y pisar la tierra sagrada de la humildad,
levantar el alma para salir de la timidez y los miedos
siendo valientes misioneros del Señor,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
para preparar el camino al Señor,
ya viene en el misterio de la Encarnación,
para plantar la tienda entre nosotros,
el Dios con nosotros, el Enmanuel, ya está cerca,
adornar la casa con la Corona de Adviento y el Portal de Belén,
y sobre todo adornar la casa interior, nuestro templo
con la vida de gracia en el sacramento de la Reconciliación,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
tiempo de esperanza, de levantar el ánimo y la esperanza,
de hacer posible lo imposible,
de subir a la montaña sagrada de la Eucaristía
y bajar para atender a los pobres, a los sin techos,
a los enfermos, a los hambrientos y a los desnudos,
porque el Invisible se hace visible a través de ellos,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
tiempo de cultivar la alegría cristiana,
el gozo de ser cristiano,
de vivir el Evangelio de la Vida,
haciéndose uno pequeño
para que Cristo llene con su grandeza nuestra alma,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
grita Juan el Bautista, el profeta Isaías y la Virgen María,
todos a una impulsan al Pueblo de Dios a gritar diciendo:
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
María espera que nazca el Niño,
pero no en el portal de Belén sino en el portal de nuestro corazón para llenarlo todo de luz, paz y gracia,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
tiempo de conversión, de austeridad
y rechazo al derroche y el consumismo,
para compartir con los que no tienen,
para acercarse al pobre y sentarlo a nuestra mesa,
para practicar la caridad y la generosidad,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
y comenzamos de nuevo, un nuevo Año Litúrgico,
con nuevas ilusiones, nuevas expectativas
y nuevos proyectos con nueva visión,
¡ven, Señor, no tardes más!
Es Adviento,
pongamos todo a tiempo,
porque Cristo se merece lo mejor,
pongámonos el traje de fiesta,
la sonrisa en el rostro y la alegría en el corazón
porque viene el Señor,
¡ven, Señor, no tardes más!
¡Maranatha! Amén.
 
(PBRO LAZARO ALBAR MARIN)

ORACIÓN : ¡Oh, Santa Eucaristía, fuente de mi esperanza!



OH, SANTA EUCARISTÍA,
FUENTE DE MI ESPERANZA

Al contemplarte Cuerpo de Cristo,
miro tu corazón encendido en el amor más grande, ...
amor divino y consolador,
riqueza de los pobres, de los pecadores,
riqueza de toda la humanidad.

Yo llamo a tu puerta y tú llamas a la mía,
cuando te necesito ahí estás,
y cuando me necesitas ahí estoy,
en Ti está la puerta del Paraíso,
¡qué desdicha no entrar por tu puerta!

Quien descubre el tesoro de tu corazón
ya no quiere “otros tesoros”,
falsas ilusiones engañosas que el mundo ofrece,
que en vez de dar plenitud dan vacío e insatisfacción.

La paciencia y la humildad encuentran
la esperanza del Adviento y de toda la vida,
¡Cristo es nuestra esperanza!
Cristo es el motor que nos lleva al gozo de la eternidad.

La fe, la esperanza y la caridad, van de la mano;
la crisis de esperanza es crisis de fe y de amor,
por eso ¡levantemos la esperanza!
¡Levantemos el corazón hacia Cristo!

Con Cristo todo es posible,
nada muere con Él,
nada desfallece,
¡oh, Fuente de mi esperanza!

Con Cristo la tierra se hace cielo,
el pecador se siente perdonado,
quien cayó en la tristeza encontró la alegría,
con Cristo en nuestro corazón todo se renueva,
el rico se hace pobre y el pobre queda enriquecido.

Si abrieras la puerta de tu corazón a Cristo,
al Señor de la Esperanza,
al Amor de todo amor,
a la Fe que hace posible lo imposible,
no quedarías defraudado sino enriquecido y enaltecido
en la gloria que camina hacia la eternidad.

¡Oh, Santa Eucaristía, fuente de mi Esperanza!
Bendita seas, ahora y por siempre. Amén.

(PBRO. LAZARO ALBAR)