DEJA QUE
ABRACE MI CRUZ
Lázaro Albar
Con todo
el dolor de mi alma
te veo
crucificado, Cristo mío,
mis
pecados clavados en tu carne,
estás desollado, maltratado.
No sé por qué, locura de mi egoísmo,
a veces
inconsciente, ignorancia humana,
a veces
movido por el instinto o la pasión,
siendo débil o desobedeciendo a Dios,
o por
comodidad, el pecado de omisión.
Ante ti,
locura de tu amor,
que no
puedo contemplar tu mirada de dolor,
tus
espinas clavadas y tu inmenso perdón.
Agacho la
cabeza, escondo mi rostro ante tu rostro,
caigo
abatido por el peso mis pecados,
oh dulce
arrepentimiento, oh dulce conversión.
Se
abrieron las puertas de la misericordia
en el
sacramento del perdón,
caí de rodillas y Dios
Padre me abrazó.
La paz y
la alegría visitó mi alma,
me siento
nuevo gracias a mi Dios,
pero tú Cristo sigues crucificado,
dando tu
vida porque es inmenso tu amor.
Señor, deja que abrace mi cruz abrazando la tuya,
pues no
puedo seguirte si abandono mi cruz,
si la
cruz es lo más difícil aceptar en la vida,
quiero vivirla contigo, abrazado a ti, mi Salvador.
Sólo tú sabes el por qué de mi cruz,
cuánto peso y dolor,
a los
pies de la cruz aprenderé a morir de amor.
Cargaré con mi cruz, herido de amor y dolor,
es el
beso que tú me das para santificarme,
purificarme
y así gloriarme, si es en algo,
que sea
en tu cruz.
Y cantaré, gloria mía tu redención,
pero deja
que abrace mi cruz abrazando la tuya,
para caer
a tus pies, mi Señor.
Lázaro Albar
No hay comentarios:
Publicar un comentario