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sábado, 19 de diciembre de 2009

FELIZ NACIMIENTO DE JESÚS


¡FELIZ NAVIDAD 2009!
Hace más de 2000 años que el corazón de Dios se estremeció, conmovido por la desdicha de los hombres y la tiniebla que envolvía la humanidad, Dios nos entregó lo que más quería, su Hijo amado.
En las afueras de Belén, en un rincón de la marginación nacía la Luz del mundo, la Palabra en el silencio de tanta palabra vana, la Paz donde existía la guerra y la discordia. Era el Amor de todo amor que se derramaba en un pesebre de Belén y quería nacer en cada corazón. El que era todo rico se abajó hasta la extrema pobreza, por eso desde aquel día donde hay un pobre hay algo de Dios. Dios nos está mirando a través de los ojos del pobre, pero no todos se dejan mirar por Dios. Mientras que haya pobres en la tierra hay llamada de Dios. Sí, Jesús pobre llama a la puerta de tu corazón. ¿Quedarás sobrecogido ante su presencia? Si es así brotará en ti el milagro, de tu corazón manará un río de caridad, generosidad y solidaridad. Si compartes con el pobre habrás ganado algo de cielo. Si te encierras al pobre y caes en el consumismo y derroche de lo superfluo te habrás olvidado de que Él vino pobre para enriquecerte con su pobreza.

Navidad es una fuente inagotable de amor. Jesús se acerca a nosotros humildemente y nos da de beber con sus propias manos el agua que necesitamos para que este mundo se transforme en una verdadera fraternidad. De sus manos cae el agua de la misericordia para que nos sintamos reconciliados con Dios y con todos. De sus manos cae el agua de la paz para que no haya más violencia de género, para que el diálogo y el común acuerdo deshagan las guerras. De sus manos cae el agua del amor a los pobres para que nadie pase hambre, tenga un techo donde cobijarse, y un lugar para descansar. De sus manos cae el agua de la sanación, pues hay tantos que se sienten rotos, heridos en el camino de la vida y quizás mantengan el rencor y el resentimiento, basta mirarle a Él para que el alma quede sanada. De sus manos cae el agua de la curación, para que los enfermos levanten la esperanza y uniéndose a la pasión de Cristo comprendan que el dolor tiene poder redentor. De sus manos cae el agua para que nadie se sienta solo porque Él siempre nos acompaña. De sus manos cae el agua de la mística donde se unen todas las Iglesias y todas las religiones que creen que más allá de este mundo hay un Dios que nos ama. Y así puedo beber del agua que sacia mi corazón y todos los corazones de los que buscan a Dios.

Sí, la Navidad viene a darnos nueva vida; a hacernos más pobres para que los más pobres salgan de su pobreza. Navidad es un manantial de vida que nos trae el Niño Dios para que vayamos de nuestra orilla a la orilla de Dios y encontrándonos con nosotros mismos nos encontremos con Dios y con todos los demás, que son mis hermanos.

Lázaro Albar Marín, párroco de Campamento



FELICITACIÓN DE NAVIDAD DE LÁZARO ALBAR

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