QUIERO SER
COMO EL HUERTO GETSEMANÍ
Quiero ser fuerte para hacer la voluntad de Dios y no la mía,
ser fuerte en la tribulación, ...
en los momentos de soledad y angustia,
porque esto es lo que me enseña Jesús, mi Señor.
«Getsemaní» significa prensa de aceite,
la oliva es machacada así como nuestro Señor fue triturado
hasta sudar sangre en su oración,
quiero aprender a orar en los momentos más duros de la vida
donde los problemas no encuentran solución,
donde el sufrimiento o el dolor llega al alma,
realidad que viven muchas personas y todo discípulo de Jesús.
Nuestra oración va del Tabor a Getsemaní,
debatiéndose entre la luz y la oscuridad,
la alegría y la tristeza en el correr de la vida,
pero ahí está Jesús para ser contemplado, imitado, amado,
también cuando las cosas no son como quisiéramos que fueran.
Ocho olivos milenarios fueron testigos de la oración de nuestro Señor, abrazarse a uno de ellos y orar por todos aquellos
que padecen o sufren en este mundo
a fin de que sean aliviados o consolados
por la presencia de un ángel o de un hermano compasivo
es una obra de misericordia.
Quiero ser como el Huerto de Getsemaní,
testigo de la oración de nuestro Señor,
testigo de la paz que da la oración, alivio del alma,
consuelo del corazón.
Quiero ser como el Huerto de Getsemaní,
donde la oración se hace adulta, madura, más santa,
hasta ver y discernir qué quiere Dios de mí,
con todas las consecuencias y con todo el amor. Amén.
COMO EL HUERTO GETSEMANÍ
Quiero ser fuerte para hacer la voluntad de Dios y no la mía,
ser fuerte en la tribulación, ...
en los momentos de soledad y angustia,
porque esto es lo que me enseña Jesús, mi Señor.
«Getsemaní» significa prensa de aceite,
la oliva es machacada así como nuestro Señor fue triturado
hasta sudar sangre en su oración,
quiero aprender a orar en los momentos más duros de la vida
donde los problemas no encuentran solución,
donde el sufrimiento o el dolor llega al alma,
realidad que viven muchas personas y todo discípulo de Jesús.
Nuestra oración va del Tabor a Getsemaní,
debatiéndose entre la luz y la oscuridad,
la alegría y la tristeza en el correr de la vida,
pero ahí está Jesús para ser contemplado, imitado, amado,
también cuando las cosas no son como quisiéramos que fueran.
Ocho olivos milenarios fueron testigos de la oración de nuestro Señor, abrazarse a uno de ellos y orar por todos aquellos
que padecen o sufren en este mundo
a fin de que sean aliviados o consolados
por la presencia de un ángel o de un hermano compasivo
es una obra de misericordia.
Quiero ser como el Huerto de Getsemaní,
testigo de la oración de nuestro Señor,
testigo de la paz que da la oración, alivio del alma,
consuelo del corazón.
Quiero ser como el Huerto de Getsemaní,
donde la oración se hace adulta, madura, más santa,
hasta ver y discernir qué quiere Dios de mí,
con todas las consecuencias y con todo el amor. Amén.
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
No hay comentarios:
Publicar un comentario