QUIERO SER
COMO UN ROJO CORAL
Al entrar en el mar y bucear en los mares de Dios,
de pronto en las profundidades veo todo un espectáculo, ...
una hermosa colonia de corales rojos en todos sus matices,
así es la vida de fe cuando se penetra en los mares de Dios
y se entra en la profundidad a través de la oración,
ante nosotros se encuentra la belleza deslumbrante
del misterio insondable de Dios.
Corales rojos, porque todo el misterio es pasión de amor,
porque en el dolor y sufrimiento de nuestro Señor en su pasión
la sangre derramada en la cruz para nuestra salvación
son corales de amor, la roca fuerte de su infinito amor.
Quiero ser como un rojo coral
porque quiero seguir las huellas de mi Señor,
ser testigo de su amor y extender su amor con la entrega de la vida,
en el amor sacrificado, pasión de amor que brota del corazón.
La vida se curte en la sangre derramada, en la vida entregada,
en el corazón que se purifica y santifica en la tribulación,
en el sacrificio, la penitencia, coral rojo de crecimiento espiritual
que lleva a la madurez de una roca fuerte, enrojecida por amor.
Colonia de rojos corales, tantos y tantos mártires,
testigos de la fe que han derramado su sangre y la siguen derramando a lo largo y lo ancho de la tierra,
ahí quiero estar, mi Señor.
Sí, quiero ser como un rojo coral, testigo del Dios vivo,
del Hijo de Dios que ha derramado su sangre
por amor y para nuestra salvación,
de cuyo costado brotó sangre y agua,
brotó la Iglesia de verdadero amor.
Sí, Jesús, quiero ser testigo de tu amor
hasta ofrecer la vida cada día y todo por amor. Amén.
COMO UN ROJO CORAL
Al entrar en el mar y bucear en los mares de Dios,
de pronto en las profundidades veo todo un espectáculo, ...
una hermosa colonia de corales rojos en todos sus matices,
así es la vida de fe cuando se penetra en los mares de Dios
y se entra en la profundidad a través de la oración,
ante nosotros se encuentra la belleza deslumbrante
del misterio insondable de Dios.
Corales rojos, porque todo el misterio es pasión de amor,
porque en el dolor y sufrimiento de nuestro Señor en su pasión
la sangre derramada en la cruz para nuestra salvación
son corales de amor, la roca fuerte de su infinito amor.
Quiero ser como un rojo coral
porque quiero seguir las huellas de mi Señor,
ser testigo de su amor y extender su amor con la entrega de la vida,
en el amor sacrificado, pasión de amor que brota del corazón.
La vida se curte en la sangre derramada, en la vida entregada,
en el corazón que se purifica y santifica en la tribulación,
en el sacrificio, la penitencia, coral rojo de crecimiento espiritual
que lleva a la madurez de una roca fuerte, enrojecida por amor.
Colonia de rojos corales, tantos y tantos mártires,
testigos de la fe que han derramado su sangre y la siguen derramando a lo largo y lo ancho de la tierra,
ahí quiero estar, mi Señor.
Sí, quiero ser como un rojo coral, testigo del Dios vivo,
del Hijo de Dios que ha derramado su sangre
por amor y para nuestra salvación,
de cuyo costado brotó sangre y agua,
brotó la Iglesia de verdadero amor.
Sí, Jesús, quiero ser testigo de tu amor
hasta ofrecer la vida cada día y todo por amor. Amén.
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
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