QUIERO SER COMO LA MORERA
De pequeño buscaba la hoja de la morera
para alimentar a los gusanos de seda, ...
todo se envolvía de misterio
cómo el gusano hacía el capullo y se quedaba dentro
y un día salía convertido en mariposa
hasta que ponía sus huevos y moría.
Todo un año esperaba
que de aquellos minúsculos huevos
salieran nuevos gusanos que harían sus capullos,
uno verdoso, otro azulado, otro blanco, otro dorado,
y de otros muchos colores.
Gusanito de Jacob, oruga de Israel,
así es llamado el Pueblo de Dios en la Biblia,
un pueblo débil, que le cuesta trabajo avanzar,
que necesita la mano de Dios para ser fuerte
y no ser pisoteado por los pueblos paganos.
Así es nuestra historia,
Santa Teresa también quedó admirada de este misterio
y lo aplicó a la vida mística,
por la vida vamos como arrastrándonos como el hombre viejo,
pero el encuentro con Cristo y la comunión con él, imagen del capullo, nos transforma en hombres nuevos,
porque el encuentro con Cristo y la intimidad con él
tiene un poder transformante, el hombre carnal se hace espiritual.
Quiero ser como la morera que se da como alimento
para que muchas personas se encuentren con Cristo,
en la vida, en la adoración y en la misión.
Quiero ser como la morera
que comprende el misterio de cada persona
en diversidad de colores cuando se encuentra con Cristo,
porque Cristo es un misterio siempre por descubrir,
«busco tu rostro, Señor, no me escondas tu rostro. Amén.
(Pbro. Lázaro Albar)
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