Señor, Tu Hijo nos enseñó a llamarte Padre.
Pero hoy hemos descubierto que:
No te podemos decir Padre si no nos comportamos como hijos.
No te podemos decir nuestro si vivimos aislados en nuestro egoísmo.
No te podemos decir santificado sea tu nombre si sólo te invocamos con los labios y nuestro corazón está muy lejos de Ti.
No te podemos decir ven a nosotros tu reino si lo confundimos con el éxito material.
No te podemos decir hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo si nos enfadamos cuando no tenemos todo lo que queremos.
No te podemos decir danos hoy nuestro pan de cada día si no nos preocupamos por la gente que pasa hambre.
No te podemos decir perdona nuestras ofensas si guardamos rencor a los que nos ofenden o contradicen.
No te podemos decir no nos dejes caer en la tentación si no evitamos las ocasiones de pecado.
No te podemos decir líbranos del mal si no tomamos partido por el bien en contra del mal.
Amén.
(Adaptación del texto de la Comunidad de Cajamarca, Perú)
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