Jesús vive en ti,
habita en la morada más profunda de tu ser.
Está siempre esperándote en tus adentros.
Inquieto por encontrarte.
Inquieto por alcanzarte.
Todos los días
y todas las noches
sale a tus caminos para buscarte.
Pero sólo los que son como niños
son capaces de encontrarle,
sólo los que se sienten frágiles,
sólo los que se sienten necesitados,
sólo los que buscan caminos de liberación
son capaces de escucharle,
de sentirle,
de gozarle.
Déjate llevar por la Palabra
sólo es un diálogo de amigo con amigo,
de corazón a corazón.
Que ella guíe tu espíritu
hasta aquél que vive en tu interior.
Y una vez allí...
escucha en tu silencio
sólo escucha;
con la atención de un niño,
con la inocencia de un niño,
con tu corazón de niño
y quién sabe...
si en el silencio de tu corazón
encuentras la perla preciosa,
el tesoro escondido
que desde siempre
habitó en tu interior.
Está tan cerca
lo que crees tan lejos.
Sólo tú puedes encontrarlo.
Escucha...
como un niño.
(Cf. José Real Navarro, Palabras desde el corazón, p 11)
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