1. Preparo mi cuerpo y mi mente para hacer un rato de oración. Relajo mi cuerpo, lo pongo en aquella postura que más me ayude. Cierro los ojos sin apretar, frente lisa... mejillas relajadas... hombros caídos... espalda recta... manos unidas y junto los pulgares.
2. Dedico ahora mis esfuerzos, a relajar mi mente... vacío mi mente, quito todo aquello que me pone nervioso o me intranquiliza. Lo tiro por la ventana... dejo mi mente limpia, vacía, callada... en orden. Noto cómo la paz, poco a poco se va adue ando de mí; me abro a la paz y a la calma... y dejo que penetre en todo mi ser: que lleguen hasta mi interior... me concentro sólo en mi respiración, en cómo sube y baja... y ya, libre de lo que me inquieta empiezo la meditación.
3. Aquí estoy Se or. Dispuesto a entrar en diálogo contigo: dispuesto a contarte lo que siento, y dispuesto a escucharte. Hoy me gustaría que hablásemos sobre la actitud de Servicio. La palabra servicio, me habla de olvidarme de mí mismo y pensar en el otro. Servicio es darme. Servicio es estar pendiente de lo que puedan necesitar los demás. Servicio es estar dispuesto para lo que haga falta; es estar presente en la vida; es mojarse...; es no escurrir el bulto.
4. Perdóname mi afán de llamar a veces la atención. Perdóname mi afán de protagonismo. “No he venido a ser servido, sino a servir”. Que se me graben tus palabras, Señor; que no las olvide. Dame tu ayuda, Señor. Que descubra la alegría de una actitud de servicio a los demás.
5. Y para terminar te digo con mi respiración: “Renuévame por dentro, Señor. Renuévame por dentro.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario