Cuando no entendemos: hágase.
Cuando todo va mal: hágase.
Cuando el dolor nos acompaña
y la vida se convierte en cruz:
hágase, hágase, hágase.
Siempre confiar,
siempre abandonarnos.
Ver en todo las manos limpias
de un Dios-Amor,
que tiene Corazón humano
y se le conmueven las entrañas
cuando alguien, como María,
repite: HÁGASE.
Amén.
(Francisco Cerro Chaves, Orar con sencillez, p 29)
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