QUIERO SER
COMO UNA SELVA VIRGEN
La humildad, la pureza, la limpieza de corazón,
la verdad, la justicia, la misericordia, ...
la generosidad, la fe, la esperanza y muchas más virtudes
del corazón humano nos sumergen en la aventura Indescriptible
de la vida humana como quien entra en una selva virgen
y no sabe con qué se va a encontrar.
La vida brota con toda su fuerza de manera natural,
altos árboles, matorrales, flores y frutos, riachuelos,
miro al cielo para ver los rayos de sol
que penetran para dar luz a toda la vegetación
en sus mil colores encantadores y cautivadores.
Junto a toda esa belleza está la amenaza
de la serpiente, las fieras, el enemigo,
que pueden asaltarte en los atajos de esa aventura que es la vida,
son los demonios de la acedia, el orgullo, la gula,
la lujuria, la envidia, la venganza,
todo aquello que en vez de darte vida te la quita.
Entre luces y sombras caminamos por nuevos senderos
pero hay que encontrar la salida,
¿dónde estará la salvación?
En la selva virgen de la vida no estamos solos,
la Virgen María, nuestra Madre, y Cristo, el Señor, nos acompañan para salir vencedores, para llegar al buen fin.
Solo el Señor nos muestra el camino
porque más allá de esta selva virgen que es la vida
nos espera el Paraíso,
por eso estamos entre luchas y descansos,
combates y relajación,
si vamos de la mano del Señor al final de la aventura
encontraremos el Paraíso con Dios. Amén.
COMO UNA SELVA VIRGEN
La humildad, la pureza, la limpieza de corazón,
la verdad, la justicia, la misericordia, ...
la generosidad, la fe, la esperanza y muchas más virtudes
del corazón humano nos sumergen en la aventura Indescriptible
de la vida humana como quien entra en una selva virgen
y no sabe con qué se va a encontrar.
La vida brota con toda su fuerza de manera natural,
altos árboles, matorrales, flores y frutos, riachuelos,
miro al cielo para ver los rayos de sol
que penetran para dar luz a toda la vegetación
en sus mil colores encantadores y cautivadores.
Junto a toda esa belleza está la amenaza
de la serpiente, las fieras, el enemigo,
que pueden asaltarte en los atajos de esa aventura que es la vida,
son los demonios de la acedia, el orgullo, la gula,
la lujuria, la envidia, la venganza,
todo aquello que en vez de darte vida te la quita.
Entre luces y sombras caminamos por nuevos senderos
pero hay que encontrar la salida,
¿dónde estará la salvación?
En la selva virgen de la vida no estamos solos,
la Virgen María, nuestra Madre, y Cristo, el Señor, nos acompañan para salir vencedores, para llegar al buen fin.
Solo el Señor nos muestra el camino
porque más allá de esta selva virgen que es la vida
nos espera el Paraíso,
por eso estamos entre luchas y descansos,
combates y relajación,
si vamos de la mano del Señor al final de la aventura
encontraremos el Paraíso con Dios. Amén.
(Pbro. Lázaro Albar)
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