QUIERO SER
COMO UN OLIVO MILENARIO
Olivo retorcido en el Huerto de Getsemaní
donde estuvo orando muestro Señor ...
en su soledad y angustia,
en el lugar donde invitó a sus más íntimos
a «Velad y Orad para no caer en la tentación»,
cada vez que contemplo un olivo milenario
siento la llamada a la oración.
El olivo milenario se ha mantenido de pie a lo largo de los años, muestra la sabiduría del que ha vivido mucho,
del que tiene experiencia,
del que ha meditado, pensado, reflexionado,
y ha sacado las grandes lecciones
para mostrar a los otros lo más importante de la vida.
Ramos de olivos cimbreaban en las manos de los niños
el primer Domingo de Ramos,
en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén,
el Príncipe de la Paz se convertirá en Rey de la Paz en la Cruz
y será su primer saludo de paz ya Resucitado: «Paz a vosotros».
Abrazar un olivo milenario del Huerto de Getsemaní
es una gracia de Dios y un momento de oración
para ser fuertes en la pasión de la vida,
cuando hay que emprender el camino del Calvario,
cuando es el momento de darlo todo con todas las consecuencias.
Hubo mucho amor y mucha oración en Getsemaní,
el camino lo emprendió nuestro Señor,
ahora nos toca a nosotros sus seguidores
amar y orar para llevar a cabo la voluntad de Dios.
Quiero ser como un olivo milenario que escucha la voz de Jesús «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz»,
y como Jesús decir «que se haga tu voluntad y no la mía»,
ahora y por siempre. Amén.
COMO UN OLIVO MILENARIO
Olivo retorcido en el Huerto de Getsemaní
donde estuvo orando muestro Señor ...
en su soledad y angustia,
en el lugar donde invitó a sus más íntimos
a «Velad y Orad para no caer en la tentación»,
cada vez que contemplo un olivo milenario
siento la llamada a la oración.
El olivo milenario se ha mantenido de pie a lo largo de los años, muestra la sabiduría del que ha vivido mucho,
del que tiene experiencia,
del que ha meditado, pensado, reflexionado,
y ha sacado las grandes lecciones
para mostrar a los otros lo más importante de la vida.
Ramos de olivos cimbreaban en las manos de los niños
el primer Domingo de Ramos,
en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén,
el Príncipe de la Paz se convertirá en Rey de la Paz en la Cruz
y será su primer saludo de paz ya Resucitado: «Paz a vosotros».
Abrazar un olivo milenario del Huerto de Getsemaní
es una gracia de Dios y un momento de oración
para ser fuertes en la pasión de la vida,
cuando hay que emprender el camino del Calvario,
cuando es el momento de darlo todo con todas las consecuencias.
Hubo mucho amor y mucha oración en Getsemaní,
el camino lo emprendió nuestro Señor,
ahora nos toca a nosotros sus seguidores
amar y orar para llevar a cabo la voluntad de Dios.
Quiero ser como un olivo milenario que escucha la voz de Jesús «Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz»,
y como Jesús decir «que se haga tu voluntad y no la mía»,
ahora y por siempre. Amén.
(Pbro. Lázaro Albar)
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