¡OH, SANTA CUARESMA, ORACIÓN Y CONVERSIÓN!
Me llevaste a la soledad y al silencio de la oración,
a la intimidad contigo,
allí donde el corazón lucha y luego se inflama de amor ...
cuando tu Espíritu vence todo interés,
y uno es capaz de morir a la propia voluntad
para solo desear tu santa voluntad, Cristo mío.
En la encrucijada de la vida Tú me llamas,
con tus silbidos de Buen Pastor,
me llamas a la conversión,
a unir mi corazón al tuyo,
a que seamos uno en el amor
y solo el amor tenga palabra y todo lo demás calle,
solo el amor de los ríos de tu sangre
derramada en la cruz
pueden bañar mi pecado, mi miseria,
y todo lo que busca ser purificado, mejorado.
Oleadas de amor van y vienen
en esta Santa Cuaresma,
el deseo de amar más y mejor,
amar también al que no me ama,
amar con el corazón abierto a Dios
y su santa voluntad,
amar a los que más necesitan ser amados
y sentirse amados,
porque me has amado tanto,
ya no hay cruz donde Tú no estés clavado,
estás crucificado en el crucificado,
eres mi Amor crucificado.
Ahora es tiempo de salvación,
tiempo de gracia, tiempo de conversión,
tiempo de darlo todo,
como lo hiciste Tú, mi Cristo y mi Señor,
darlo todo, quedarme sin nada,
tan pobre que solo Tú seas mi riqueza,
la que pueda ofrecer a los demás,
no hay mayor riqueza que llevarte a Ti, Cristo mío,
en lo más hondo de mi ser,
en la morada interior que ya toca el cielo.
¡Oh, Santa Cuaresma, oración y conversión!
Me llevaste a la soledad y al silencio de la oración,
a la intimidad contigo,
allí donde el corazón lucha y luego se inflama de amor ...
cuando tu Espíritu vence todo interés,
y uno es capaz de morir a la propia voluntad
para solo desear tu santa voluntad, Cristo mío.
En la encrucijada de la vida Tú me llamas,
con tus silbidos de Buen Pastor,
me llamas a la conversión,
a unir mi corazón al tuyo,
a que seamos uno en el amor
y solo el amor tenga palabra y todo lo demás calle,
solo el amor de los ríos de tu sangre
derramada en la cruz
pueden bañar mi pecado, mi miseria,
y todo lo que busca ser purificado, mejorado.
Oleadas de amor van y vienen
en esta Santa Cuaresma,
el deseo de amar más y mejor,
amar también al que no me ama,
amar con el corazón abierto a Dios
y su santa voluntad,
amar a los que más necesitan ser amados
y sentirse amados,
porque me has amado tanto,
ya no hay cruz donde Tú no estés clavado,
estás crucificado en el crucificado,
eres mi Amor crucificado.
Ahora es tiempo de salvación,
tiempo de gracia, tiempo de conversión,
tiempo de darlo todo,
como lo hiciste Tú, mi Cristo y mi Señor,
darlo todo, quedarme sin nada,
tan pobre que solo Tú seas mi riqueza,
la que pueda ofrecer a los demás,
no hay mayor riqueza que llevarte a Ti, Cristo mío,
en lo más hondo de mi ser,
en la morada interior que ya toca el cielo.
¡Oh, Santa Cuaresma, oración y conversión!
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
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