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jueves, 1 de febrero de 2018

ORACIÓN: Llámame de nuevo, Cristo, mi Señor.


LLÁMAME DE NUEVO, CRISTO, MI SEÑOR

¿Qué quieres de mí en el silencio de este día, no te elegí yo,
Tú me miraste, me amaste y me llamaste?
...
¡Qué gracia más grande me diste, con horizontes que superan mis fuerzas!
De nuevo quiero preguntarte: «Maestro, ¿dónde vives?»,
y escuchar de tus labios: «ven y lo verás»,
y pensar que ese ir y ver es para toda la vida, en tu compañía,
superando obstáculos, saltando muros, escalando montañas,
qué sé yo hacia dónde me llevas y por dónde me llevas.

Cada día, salir de mí para entrar en tu misterio,
a pesar de mis dudas, de mis miedos, de mis debilidades,
me entregó a Ti, fuente de toda esperanza,
porque eres Tú quien sabe, yo tan solo deseo ser dócil a tu voluntad.

No quiero ser discípulo que camina sin Ti,
con la amargura del fracaso y el fracaso del éxito,
porque sé que tu reino no es de este mundo,
y que darse a los demás es también acoger tu fracaso y soledad,
con la esperanza de llegar al umbral de la vida en plenitud.

«Me seduciste, Señor, y me dejé seducir», me has podido,
no poseo tu llamada, la llamada me posee a mí,
qué importan las dificultades si tu gracia me basta,
qué importa sufrir a veces si Tú vas conmigo y nunca me abandonas, aprenderé a recostar mi cabeza sobre tu pecho
hasta escuchar los latidos de tu corazón y descansar en Ti.

Llámame, Señor, que tu siervo escucha,
aquí tienes mis manos para bendecir,
mis ojos para ver con tu mirada misericordiosa,
mis pies para ir de aquí para allá para anunciar tu Evangelio
y dar testimonio de que vives en aquellos que te abren la puerta de su corazón.

Llámame de nuevo para darme sin medida, hasta el último aliento,
hasta lo incomprensible y misterioso,
hasta unir mi corazón al tuyo, Cristo, mi Señor,
para gloria y alabanza de Dios, nuestro Padre. Amén.


(Pbro. Lázaro Albar Marín)

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