OH, SANTA EUCARISTÍA,
FUENTE DE MI ESPERANZA
Al contemplarte Cuerpo de Cristo,
miro tu corazón encendido en el amor más grande, ...
amor divino y consolador,
riqueza de los pobres, de los pecadores,
riqueza de toda la humanidad.
Yo llamo a tu puerta y tú llamas a la mía,
cuando te necesito ahí estás,
y cuando me necesitas ahí estoy,
en Ti está la puerta del Paraíso,
¡qué desdicha no entrar por tu puerta!
Quien descubre el tesoro de tu corazón
ya no quiere “otros tesoros”,
falsas ilusiones engañosas que el mundo ofrece,
que en vez de dar plenitud dan vacío e insatisfacción.
La paciencia y la humildad encuentran
la esperanza del Adviento y de toda la vida,
¡Cristo es nuestra esperanza!
Cristo es el motor que nos lleva al gozo de la eternidad.
La fe, la esperanza y la caridad, van de la mano;
la crisis de esperanza es crisis de fe y de amor,
por eso ¡levantemos la esperanza!
¡Levantemos el corazón hacia Cristo!
Con Cristo todo es posible,
nada muere con Él,
nada desfallece,
¡oh, Fuente de mi esperanza!
Con Cristo la tierra se hace cielo,
el pecador se siente perdonado,
quien cayó en la tristeza encontró la alegría,
con Cristo en nuestro corazón todo se renueva,
el rico se hace pobre y el pobre queda enriquecido.
Si abrieras la puerta de tu corazón a Cristo,
al Señor de la Esperanza,
al Amor de todo amor,
a la Fe que hace posible lo imposible,
no quedarías defraudado sino enriquecido y enaltecido
en la gloria que camina hacia la eternidad.
¡Oh, Santa Eucaristía, fuente de mi Esperanza!
Bendita seas, ahora y por siempre. Amén.
FUENTE DE MI ESPERANZA
Al contemplarte Cuerpo de Cristo,
miro tu corazón encendido en el amor más grande, ...
amor divino y consolador,
riqueza de los pobres, de los pecadores,
riqueza de toda la humanidad.
Yo llamo a tu puerta y tú llamas a la mía,
cuando te necesito ahí estás,
y cuando me necesitas ahí estoy,
en Ti está la puerta del Paraíso,
¡qué desdicha no entrar por tu puerta!
Quien descubre el tesoro de tu corazón
ya no quiere “otros tesoros”,
falsas ilusiones engañosas que el mundo ofrece,
que en vez de dar plenitud dan vacío e insatisfacción.
La paciencia y la humildad encuentran
la esperanza del Adviento y de toda la vida,
¡Cristo es nuestra esperanza!
Cristo es el motor que nos lleva al gozo de la eternidad.
La fe, la esperanza y la caridad, van de la mano;
la crisis de esperanza es crisis de fe y de amor,
por eso ¡levantemos la esperanza!
¡Levantemos el corazón hacia Cristo!
Con Cristo todo es posible,
nada muere con Él,
nada desfallece,
¡oh, Fuente de mi esperanza!
Con Cristo la tierra se hace cielo,
el pecador se siente perdonado,
quien cayó en la tristeza encontró la alegría,
con Cristo en nuestro corazón todo se renueva,
el rico se hace pobre y el pobre queda enriquecido.
Si abrieras la puerta de tu corazón a Cristo,
al Señor de la Esperanza,
al Amor de todo amor,
a la Fe que hace posible lo imposible,
no quedarías defraudado sino enriquecido y enaltecido
en la gloria que camina hacia la eternidad.
¡Oh, Santa Eucaristía, fuente de mi Esperanza!
Bendita seas, ahora y por siempre. Amén.
(PBRO. LAZARO ALBAR)
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