QUIERO SER
COMO EL JACARANDA
Entre troncos retorcido con sus ramas también retorcidas
se derrama todo un campo de color azul violáceo ...
cuando las ramas florecen como si fuera de un cuento de hadas
que nos deja embelesados y admirados, así es el jacaranda.
Cuando la bella flor cae al suelo
forma con todas las demás flores caídas
una alfombra para un paseo encantador y misterioso
que habla de cuánto amor derramó nuestro Señor Jesucristo.
Dos veces al año florece el jacaranda, en otoño y en primavera,
como un grito de que Cristo
viene a nacer de nuevo en nuestro corazón
y que debemos preparar nuestro corazón,
y en la primavera, donde Cristo resucita,
y todas las comunidades cristianas
están llamadas a florecer y celebrar la alegría de la Resurrección..
En Adviento y Cuaresma la liturgia se embellece con el color morado, pero también con la llamada espiritual
a la alegría, esperanza y conversión,
así el jacaranda explosiona en flores de azul violáceo
donde el alma se queda impresionada y admirada.
En el punto más álgido, como una sinfonía de Dios
florece el jacaranda con su belleza
que transmite paz, alegría y amor,
es como un sueño de Dios
del que yo formo parte dentro de su creación.
Quiero ser como el jacaranda, más bien siempre florecido,
con flores de humildad, generosidad, solidaridad,
amabilidad, servicialidad, cultivando la oración,
el amor a los pobres, a los enfermos y desamparados,
a los ancianos que padecen la soledad,
con mis ramas que se retuercen hacia quien me necesita
para que conozca el amor y la gloria de Dios. Amén.
COMO EL JACARANDA
Entre troncos retorcido con sus ramas también retorcidas
se derrama todo un campo de color azul violáceo ...
cuando las ramas florecen como si fuera de un cuento de hadas
que nos deja embelesados y admirados, así es el jacaranda.
Cuando la bella flor cae al suelo
forma con todas las demás flores caídas
una alfombra para un paseo encantador y misterioso
que habla de cuánto amor derramó nuestro Señor Jesucristo.
Dos veces al año florece el jacaranda, en otoño y en primavera,
como un grito de que Cristo
viene a nacer de nuevo en nuestro corazón
y que debemos preparar nuestro corazón,
y en la primavera, donde Cristo resucita,
y todas las comunidades cristianas
están llamadas a florecer y celebrar la alegría de la Resurrección..
En Adviento y Cuaresma la liturgia se embellece con el color morado, pero también con la llamada espiritual
a la alegría, esperanza y conversión,
así el jacaranda explosiona en flores de azul violáceo
donde el alma se queda impresionada y admirada.
En el punto más álgido, como una sinfonía de Dios
florece el jacaranda con su belleza
que transmite paz, alegría y amor,
es como un sueño de Dios
del que yo formo parte dentro de su creación.
Quiero ser como el jacaranda, más bien siempre florecido,
con flores de humildad, generosidad, solidaridad,
amabilidad, servicialidad, cultivando la oración,
el amor a los pobres, a los enfermos y desamparados,
a los ancianos que padecen la soledad,
con mis ramas que se retuercen hacia quien me necesita
para que conozca el amor y la gloria de Dios. Amén.
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
©Producciones Pbro. Lázaro Albar (Fraternidad Velad y Orad)
Prohibido cualquier reproducción para uso comercial sin permiso del autor. Solo se permite un uso para actividades de evangelización siempre que se publiquen sin ningún tipo de modificación y con el nombre del autor.
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