TE BUSCO, SANTÍSIMA TRINIDAD
Te busco, Santísima Trinidad,
te busco con toda la sed de mi alma,
para descansar en vuestro corazón,
para poner mi corazón en sintonía con el tuyo,
en un beso y abrazo de alianza
que dure por toda la eternidad.
Los quehaceres de la vida,
las injusticias que matan el espíritu
y me dejan como derribado en la lucha de cada día,
me hacen perecer, me dejan como muerto,
entristecido, angustiado y preocupado.
Entonces escucho el grito del buen pastor que me dice:
«Venid a mí todos que estáis cansados y agobiados,
que yo os aliviaré»,
entonces corro hacia ti, impulsado por el Espíritu Santo
para tirarme en tus brazos
como oveja herida en el combate de la vida,
buscando la santidad y la plenitud de vida.
Tú me coges entre tus brazos,
me curas las heridas con tu amor crucificado,
con el perfume embriagador del Espíritu Santo
que todo lo fortalece y deja ungido
y marcado con la llama de su amor divino,
y me dejas postrado a los pies de Dios Padre
que tomándome de mi mano me levanta,
me pone el anillo de la dignidad de hijo,
la túnica de fiesta y me introduce en su Cena Eucarística
que no tiene fin, donde el cielo se une a la tierra,
y mi corazón al corazón de Dios. Amén.
(Pbro Lázaro Albar Marín)
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