TUS TRES CAÍDAS,
AMOR DE LOS AMORES
Jesús mío, Cristo mío,
te veo recorriendo tu Vía Crucis, ...
el pueblo te aclama:
«¡Te adoramos, Cristo, y te bendecimos,
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo!».
Yo te amo, tú eres mi fortaleza,
te veo con el peso de nuestros pecados,
los pecados del mundo, mis pecados,
¡qué cruz más grande te hemos hecho cargar!
Caes con el peso de tu cruz que son todas nuestras cruces,
tus rodillas desolladas, doloridas, ensangrentadas,
pero caes y te levantas;
cuando caemos con el peso de la cruz de nuestros pecados
AMOR DE LOS AMORES
Jesús mío, Cristo mío,
te veo recorriendo tu Vía Crucis, ...
el pueblo te aclama:
«¡Te adoramos, Cristo, y te bendecimos,
que por tu Santa Cruz redimiste al mundo!».
Yo te amo, tú eres mi fortaleza,
te veo con el peso de nuestros pecados,
los pecados del mundo, mis pecados,
¡qué cruz más grande te hemos hecho cargar!
Caes con el peso de tu cruz que son todas nuestras cruces,
tus rodillas desolladas, doloridas, ensangrentadas,
pero caes y te levantas;
cuando caemos con el peso de la cruz de nuestros pecados
escuchamos tu voz, que nos dice: «¡Levántate!».
«¡Levántate, vete y no peques más!»,
son tus palabras misericordiosas,
y en el sacramento del perdón nos tiendes tu mano
para levantarnos y renovarnos,
para sanarnos y curarnos el corazón.
Tú, caíste tres veces, y nosotros ¿cuántas veces caemos?
Una y otra vez, y eso que experimentamos el dolor del pecado
que nos atraviesa el alma,
y el dolor de ofenderte porque ante tanto amor
solo cabe una respuesta de amor.
Sin fuerzas continúas tu camino hacia el Calvario,
sin fuerzas te miramos y te amamos
y continuamos nuestro camino
porque solo siguiéndote encontramos la salvación.
Llegar hasta el final, dar la vida,
acabar y cumplir con nuestra misión
en una entrega de amor hasta el extremo es tu ejemplo,
que no me canse, que nunca abandone, que no me pare,
siempre en camino, pisando tus huellas,
dejando las huellas de tu mismo amor
que apuntan hacia la aurora de la Resurrección.
Que no me hunda en mis caídas, que te mire a tus ojos,
que caíste por mí, para enseñarme a levantarme,
a tener esperanza, a ver tu rostro y escuchar tu voz:
«Para el que me sigue, nada hay imposible,
porque yo camino con él hasta el fin del mundo».
Gracias, Señor, por todas las caídas
que me han hecho crecer y madurar en tu seguimiento;
gracias porque siempre tienes tu mano extendida
y el grito de tu voz me dice:
«¡levántate, coge tu cruz y sígueme!».
Y me siento reconfortado en tu amor,
con nueva ilusión y la esperanza renovada,
porque contigo todo es posible,
hasta conquistar el cielo. Amén.
«¡Levántate, vete y no peques más!»,
son tus palabras misericordiosas,
y en el sacramento del perdón nos tiendes tu mano
para levantarnos y renovarnos,
para sanarnos y curarnos el corazón.
Tú, caíste tres veces, y nosotros ¿cuántas veces caemos?
Una y otra vez, y eso que experimentamos el dolor del pecado
que nos atraviesa el alma,
y el dolor de ofenderte porque ante tanto amor
solo cabe una respuesta de amor.
Sin fuerzas continúas tu camino hacia el Calvario,
sin fuerzas te miramos y te amamos
y continuamos nuestro camino
porque solo siguiéndote encontramos la salvación.
Llegar hasta el final, dar la vida,
acabar y cumplir con nuestra misión
en una entrega de amor hasta el extremo es tu ejemplo,
que no me canse, que nunca abandone, que no me pare,
siempre en camino, pisando tus huellas,
dejando las huellas de tu mismo amor
que apuntan hacia la aurora de la Resurrección.
Que no me hunda en mis caídas, que te mire a tus ojos,
que caíste por mí, para enseñarme a levantarme,
a tener esperanza, a ver tu rostro y escuchar tu voz:
«Para el que me sigue, nada hay imposible,
porque yo camino con él hasta el fin del mundo».
Gracias, Señor, por todas las caídas
que me han hecho crecer y madurar en tu seguimiento;
gracias porque siempre tienes tu mano extendida
y el grito de tu voz me dice:
«¡levántate, coge tu cruz y sígueme!».
Y me siento reconfortado en tu amor,
con nueva ilusión y la esperanza renovada,
porque contigo todo es posible,
hasta conquistar el cielo. Amén.
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
1 comentario:
Gracias señor por las caídas k pasamos y tu nos ayudas a levantarnos ayúdame a que si me caigo sepa levantarme aún con lo difícil k puede ser te pido k derrames tus bendiciones sobre mi y toda mi familia cuídame mucho y protejeme Ami niña cuida Amis sobrinos Ami esposo ,Amis papás,Amis hermanos en fin a toda mi familia en general cuídame señor dame por favor mucha salud quiero estar sana para mi niña te lo pido contó humildad y te doy las gracias por qué se k tú me escuchas ye vas a conceder mi peticiones por qué sabes k te las pido con todo mi corazón y con la fe puesta en ti por qué se k me vas ayudar en todo lo k te estoy pidiendo gracias señor gracias gracias por k se k ya me escuchaste y se k por fe ya me lo as concedido Amen.
Publicar un comentario