SOY NADA
Y DIOS ES EL TODO DE MI VIDA
Quiero alcanzar el cielo,
estoy en el mundo pero no soy del mundo,
piso la tierra pero tengo el corazón en el cielo.
¿Cómo tocar el cielo con mis manos si vivo en la tierra?
¿Cómo escalar los más altos grados de la santidad
para abrazar a Dios y a mis hermanos?
¿Cómo ser santo cuando miles de voces
aturden y reclaman el dejarse llevar por la mundanidad,
la superficialidad, el materialismo y el egoísmo?
Amar y orar, trabajar y servir,
humildemente, pacientemente nos hace santos,
si mirando a nuestro Señor
y le decimos en cada instante «¡te amo Jesús mío!».
Soy pobre, a veces enfermo, sin fuerzas,
mi espíritu impulsado por el Espíritu Santo
lleno de fortaleza, paciencia, esperanza,
pero mi cuerpo débil para que se manifieste el poder de Dios,
pero creo, espero y amo.
¡Qué belleza sentirme Iglesia,
hermano de los hermanos,
construyendo fraternidad y hermandad,
trabajando, haciendo presente el reino de Dios
con la justicia y la paz!
¡Qué belleza dejar que el corazón arda de amor en Dios,
como fuego que no se consume,
con el deseo de llegar a todos
para ofrecerles el Evangelio de la salvación!
¡Qué belleza cuando mi fuego no se apaga,
cuando arde sin cesar,
sin descanso en el día y en la noche
por querer evangelizar como fiel discípulo y apóstol
del Maestro del Amor!
Hay un cielo nuevo y una tierra nueva,
hay días que toco con mis manos
el nuevo cielo y la nueva tierra,
hay días que Dios es el todo de mi vida,
y hay días que quisiera amar con todas mis fuerzas
pero estoy sin fuerzas y esa es mi ofrenda de amor,
esperar que Dios me dé lo que no tengo
para que siempre Él sea el todo de mi vida.
Soy nada y Él es mi todo,
encendido en el amor
que quiere llegar a todos para salvar a todos
y qué dolor más grande hasta que esto no llega,
la creación sigue herida
esperando la manifestación de los hijos de Dios,
no hay tiempo que perder,
encendamos los corazones en el amor de Dios
para poder amar y evangelizar
en todo momento y en todo lugar.
Soy nada y Dios es el todo de mi vida,
sin Él muero, con Él tocó el cielo y todo lo veo nuevo,
cada día amanece el amor de Dios en mi corazón
y en todos aquellos que le aman.
Soy nada y Dios es el todo de mi vida,
¡Dios mío, no me abandones,
me abrazo a Ti! Amén.
(Pbro. Lázaro Albar Marín)
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