SANTA COMUNIDAD,
¿HACIA DÓNDE CAMINAMOS?
Todos los ideales, todos los intereses, todas las conveniencias,
quedan desvanecidas ante los sueños de Dios....
Dios nos soñó comunidad santa, creativa, con fuego de amor,
animada por el Espíritu Santo.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que sufren juntos y se alegran juntos,
siempre en comunión fraterna,
respirando la paz del Reino,
la bienaventuranza de ser constructores de paz
que se sienten verdaderos hijos de Dios,
amados y queridos por Dios y los hermanos.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
para ello no escogió a los perfectos sino a los pecadores
que siempre buscan la conversión,
aquellos que no se sienten convertidos,
aquellos que necesitan avanzar en la fe, la esperanza y la caridad.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
con aquellos que hemos cometido errores
y seguimos cometiéndolos,
pero la sed de santidad nos hace superar los obstáculos,
ser comprensivos porque el verdadero amor todo lo comprende, todo lo perdona, porque el amor tiene la última palabra,
pero al mismo tiempo practicamos la corrección fraterna
con caridad y humildad.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
donde cada uno pone sus cualidades y dones
al servicio de los demás,
donde el único protagonista es Cristo y María,
Madre de Dios y Madre nuestra,
y toda nuestra labor es para servir a la Iglesia
y dar gloria y alabanza a Dios.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que perdonan y se sienten perdonados en el sacramento del perdón,
¿HACIA DÓNDE CAMINAMOS?
Todos los ideales, todos los intereses, todas las conveniencias,
quedan desvanecidas ante los sueños de Dios....
Dios nos soñó comunidad santa, creativa, con fuego de amor,
animada por el Espíritu Santo.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que sufren juntos y se alegran juntos,
siempre en comunión fraterna,
respirando la paz del Reino,
la bienaventuranza de ser constructores de paz
que se sienten verdaderos hijos de Dios,
amados y queridos por Dios y los hermanos.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
para ello no escogió a los perfectos sino a los pecadores
que siempre buscan la conversión,
aquellos que no se sienten convertidos,
aquellos que necesitan avanzar en la fe, la esperanza y la caridad.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
con aquellos que hemos cometido errores
y seguimos cometiéndolos,
pero la sed de santidad nos hace superar los obstáculos,
ser comprensivos porque el verdadero amor todo lo comprende, todo lo perdona, porque el amor tiene la última palabra,
pero al mismo tiempo practicamos la corrección fraterna
con caridad y humildad.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
donde cada uno pone sus cualidades y dones
al servicio de los demás,
donde el único protagonista es Cristo y María,
Madre de Dios y Madre nuestra,
y toda nuestra labor es para servir a la Iglesia
y dar gloria y alabanza a Dios.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que perdonan y se sienten perdonados en el sacramento del perdón,
confesando con vergüenza los pecados
pero con profundo arrepentimiento,
deseosos de conversión y profunda comunión con Cristo.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que practican la misericordia,
sensibles a las necesidades de los pobres y de los enfermos,
para tender la mano y levantar a la persona,
para transmitir salud y curar las enfermedades
del alma y del cuerpo,
para ayudar a recuperar la dignidad de hijos de Dios
e integrarlos en la comunidad.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
en proceso de evangelización,
en contacto con la Palabra de Dios,
como fuente de vida espiritual
y aliento de vida para comunicar vida,
para limpiar el corazón y poner la semilla del Reino
allí donde nos encontremos.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
una comunidad que se deja evangelizar,
que se forma a la luz del Evangelio y del Catecismo de la Iglesia,
se hace evangelizadora, se pone en salida,
porque hay muchos que no conocen a Jesucristo
y porque la salvación es para todos los que abren el corazón a Dios.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
comunidad orante, que aprende a orar y enseña a orar,
que penetra el misterio de Dios
pero con profundo arrepentimiento,
deseosos de conversión y profunda comunión con Cristo.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que practican la misericordia,
sensibles a las necesidades de los pobres y de los enfermos,
para tender la mano y levantar a la persona,
para transmitir salud y curar las enfermedades
del alma y del cuerpo,
para ayudar a recuperar la dignidad de hijos de Dios
e integrarlos en la comunidad.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
en proceso de evangelización,
en contacto con la Palabra de Dios,
como fuente de vida espiritual
y aliento de vida para comunicar vida,
para limpiar el corazón y poner la semilla del Reino
allí donde nos encontremos.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
una comunidad que se deja evangelizar,
que se forma a la luz del Evangelio y del Catecismo de la Iglesia,
se hace evangelizadora, se pone en salida,
porque hay muchos que no conocen a Jesucristo
y porque la salvación es para todos los que abren el corazón a Dios.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
comunidad orante, que aprende a orar y enseña a orar,
que penetra el misterio de Dios
y lo toca con el corazón y las manos,
hermanos de experiencia de Dios que por eso son
testigos del amor más grande,
del amor que necesita nuestro mundo.
Dios nos soñó comunidad de hermanos jóvenes,
siempre jóvenes, ilusionados, de corazones magnánimos,
con grandeza de ánimo, más allá de nuestras edades
irradiando la eterna juventud de la alegría del Evangelio.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que celebra la fe con la belleza del canto
y la riqueza de la liturgia de la Iglesia,
haciendo del templo espacio para escuchar a Dios en el silencio
y templo de Dios para la oración.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que sabe compartir el tiempo, los dones y los bienes,
a fin de que los ricos sean más pobres
y los pobres salgan de su pobreza.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que reflejan el misterio de la Santísima Trinidad,
misterio de intimidad, comunión y amor,
comunidad que bajo el manto de la Virgen
se siente acompañada, guiada y amada
para dar gloria a Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
testigos del amor más grande,
del amor que necesita nuestro mundo.
Dios nos soñó comunidad de hermanos jóvenes,
siempre jóvenes, ilusionados, de corazones magnánimos,
con grandeza de ánimo, más allá de nuestras edades
irradiando la eterna juventud de la alegría del Evangelio.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que celebra la fe con la belleza del canto
y la riqueza de la liturgia de la Iglesia,
haciendo del templo espacio para escuchar a Dios en el silencio
y templo de Dios para la oración.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que sabe compartir el tiempo, los dones y los bienes,
a fin de que los ricos sean más pobres
y los pobres salgan de su pobreza.
Dios nos soñó comunidad de hermanos,
que reflejan el misterio de la Santísima Trinidad,
misterio de intimidad, comunión y amor,
comunidad que bajo el manto de la Virgen
se siente acompañada, guiada y amada
para dar gloria a Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
(PBRO Lázaro Albar Marín)
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