RESEÑA DEL XXIII ENCUENTRO DIOCESANO
DE GRUPOS DE ORACIÓN
Unas ciento veinte personas nos hemos reunido para celebrar el XXIII Encuentro Diocesano de grupos de oración en el Convento del Carmen de los padres carmelitas de San Fernando, con el lema «Déjate abrazar por la misericordia». Después de la acogida entre las 10 y 10.30 h., comenzamos la mañana de oración con la Exposición del Santísimo y el rezo de Laudes.
Manuela González, catequista orante y misionera, nos llevó a tocar el misterio del abrazo del Dios de la Misericordia a través de los símbolos que rodeaban al Santísimo: la Biblia, voz de Dios que habla al corazón; el rostro de María, ella que se hizo la esclava del Señor; el logos del Año de la Misericordia donde el Buen Pastor carga con la humanidad caída y con cada uno de nosotros para curarnos, sanarnos y darnos nueva vida; la alfombra para descalzarse porque ante Jesús solo podemos descalzarnos, arrodillarnos y caer en adoración. Con un poema hecho música y canción expresó a Dios y su amor, manifestó la dureza de la vida, cómo Dios sale a nuestro encuentro y en dicho encuentro se produce la conversión y nos revela la vida mística, experiencia de Dios que nos hace más libres y más humanos. Junto a este testimonio y los gestos de distintas personas que expresaron en oración el momento vivido, brotó en una hermana un canto repetitivo que le salió del corazón: «Hay un incienso encendido en el templo de tu cuerpo que es el perfume de Dios». El amor es lo que necesitamos para la evangelización, mucho amor en la oración y en la acción.
Después de un espacio de silencio y canto contemplativo, se realizó una oración comunitaria para pedir por la reconciliación y la comunión en la Iglesia, llevada por la «Fraternidad Velad y Orad», experimentando el abrazo del Padre y recordando las palabras del Papa Francisco: «Dios no se cansa nunca de perdonar, somos nosotros los que nos cansamos de acudir a su misericordia» (EG 3). La parábola del Padre Misericordioso iluminó la necesidad de perdonar y ser perdonados. La oración terminó con la bendición del Santísimo que ungió el lugar y a las personas con su presencia encendiendo los corazones.
A continuación, sobre las 2.30 h. tuvimos el almuerzo fraterno compartiendo la comida, un rato de convivencia y de amistad, hasta las cuatro de la tarde que tuvimos la última oración ayudado de un PowerPoint sobre el Abrazo de la Misericordia, la Mirada de la Misericordia y la Misericordia con los más pobres, con gestos expresivos y un canto para cada gesto.
Terminamos con la Eucaristía presidida por el Vicario General, el P. Fernando Campos, que alentaba a todos a vivir una oración dirigida a Dios cuyo amor se expresara en el servicio a los demás, orantes creadores de comunión porque la oración es experiencia de comunión con Dios y con los hermanos, e invitó a todos a la participación en las iniciativas diocesanas de Nueva Evangelización que se están llevando a cabo.
En su conjunto, un verdadero gozo en el Señor que nos ha dejado marcados para seguir avanzando en los caminos de la oración y del amor como discípulos misioneros de la misericordia.
P. Lázaro Albar
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