Agnes hizo su Primera Comunión a la edad de cinco años y medio, y recibió la Confirmación a los seis años (un año después de su comunión). Desde el día de su Primera Comunión mostró una gran devoción religiosa. En su formación religiosa, Agnes fue asistida además por la Parroquia Jesuita del Sagrado Corazón, en la que ella estaba muy integrada. Cuando tenía treinta años, se hizo misionera. En Irlanda recibió el nombre de Hermana María Teresa. En el mes de diciembre inició su viaje hacia India, donde enseñó en la Escuela para mujeres St. Mary. El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión convirtiéndose en “esposa de Cristo” para “toda la eternidad”. Desde ese momento se la llamó Madre Teresa de Calcuta. Continuó enseñando en St. Mary, convirtiéndose en directora del centro en 1944. Al ser una persona de profunda oración y de arraigado amor por sus hermanas religiosas y por sus estudiantes, los veinte años que la Madre Teresa transcurrió en Loreto estuvieron impregnados de profunda alegría. Caracterizada por su caridad, vivió su consagración a Jesús entre sus compañeras con fidelidad y alegría. En 1950 fundó la orden femenina de las "Misioneras de la Caridad" y su rama masculina ("Hermanos de la Caridad") en 1963. Más tarde, en 1979, recibió el Premio Nobel de la Paz. En marzo de 1997, la Madre Teresa bendijo a su recién elegida sucesora como Superiora General. Después de encontrarse por última vez con el Papa, volvió a Calcuta donde transcurrió las últimas semanas de vida.
Para el día de su muerte se habían consagrado casi 4.000 Misioneras de la Caridad, y sus comunidades se habían establecido 610 fundaciones en 123 países del mundo.
Para el día de su muerte se habían consagrado casi 4.000 Misioneras de la Caridad, y sus comunidades se habían establecido 610 fundaciones en 123 países del mundo.
ALGUNAS FRASES DE LA MADRE TERESA:
Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.
A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota.
Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él.
El amor, para que sea auténtico, debe costarnos.
El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. El fruto del servicio es la paz.
No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.
Para hacer que una lámpara esté siempre encendida, no debemos de dejar de ponerle aceite.
La paz comienza con una sonrisa.
Dar hasta que duela y cuando duela dar todavía más.
Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios.
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