ORACIÓN COMUNITARIA
(Domingo 27 de tiempo ordinario. Ciclo B)
INTRODUCCIÓN
La oración es como un trato de amistad de corazón a corazón. Lo más importante en la oración es abrirnos a la amistad con el Señor. Es olvidarnos de nosotros para caer en la cuenta de que somos amados por Él y de que Él no nos deja ni un instante de mirar y de amar.
La clave de la oración está siempre en el amor. Dime cómo amas y te diré cómo es tu oración. Dime cómo es tu oración y te diré cómo amas.
Al empezar a orar lo importante es caer en la cuenta de la presencia de amistad de Jesús. Él está presente y acude puntualmente a nuestra cita de cada viernes.
(Cf. Francisco Cerro Chaves, Orar con sencillez, p 7)
NADA TE TURBE
Este canto está tomado de la letra de Santa Teresa, es confortable para los momentos de turbación o contrariedad. Todo va pasando pero Dios permanece. Dejemos que los momentos difíciles pasen sin turbarnos porque Dios es nuestra paz.
Nada te turbe,
nada te espante,
quien a Dios tiene
nada le falta.
Nada te turbe,
nada te espante,
sólo Dios basta.
MEDITACIÓN: DONACIÓN
1. Coloco mi cuerpo en aquella postura que me ayude a no moverme... a estar en quietud para hacer un rato de oración. Cierro los ojos sin apretar... me aíslo de todo lo que me rodea... de todos los ruidos que llegan hasta mí... de los ruidos de lejos, y de los ruidos que me vienen de cerca. No les hago caso. Dejo la cara sin apretar nada... la frente lisa, pongo mi espalda bien apoyada... y los hombros caídos. Me aíslo de todo... me concentro solamente en la respiración, en cómo sube y baja. Me concentro solamente en el ritmo de mi respiración. Poco a poco, siento mi mente y mi cuerpo serenos, tranquilos, con paz. Y desde esta paz me siento un rato en el camino de mi vida. Quisiera tener un diálogo conmigo mismo y con Dios, que está dentro de mí.
2. Buenas tardes, Señor, aquí estoy otra vez, me gustaría continuar contigo este diálogo que empezamos un día sobre las actitudes que más necesito en mi vida. Hoy me gustaría ver la actitud de Donación.
3. Donación es olvidarse de uno por los demás. Donación es darse sin esperar nada a cambio. Donación es vaciarse del todo por el otro. Es entregar hasta la última gota. Es un morir a mí mismo y darme a los demás. Donación es el que se da voluntariamente, libremente.
4. Señor, perdóname porque no sé muchas veces hacer donación de mi vida. Pongo límites; hasta aquí me doy... y hasta aquí, no. Y me reservo una parte de mí mismo que es intocable y que muchas veces es la parte más rica de mí mismo, pero que me la guardo para mí. No la quiero compartir con los demás. Donación es saber dar mi tiempo para la escucha del otro, es estar dispuesto a olvidarme de mi comodidad.
5. Dame tu ayuda, Señor. Instrúyeme en tus sendas para que viva en mí esta actitud de donación. Que me dé cuenta de que la donación es una forma de vivir diferente. Es un vivir de manos abiertas pero que te llena plenamente y te hace vivir feliz. Tú sabes en qué punto de mí mismo me tienes que tocar para que mi corazón cambie. Tú me conoces mejor que nadie Señor.
6. Y para terminar te digo con mi respiración: “Renuévame por dentro, Señor. Renuévame por dentro.”
ORACIÓN: UNIDAD EN EL MATRIMONIO
Señor, y sucedió una vez
que sobre la tierra desnuda y virgen
brotó de improviso una flor hecha de nieve y fuego.
Fue llama que extendió un puente de oro
entre las dos riveras,
guirnalda que engarzó para siempre
nuestras vidas y nuestros destinos.
Señor, Señor, fue el amor con sus prodigios,
ríos, esmeraldas e ilusiones.
¡Gloria a Ti, horno incandescente de amor!
Pasó el tiempo,
y en el confuso esplendor de los años
la guirnalda perdió frescor,
y la escarcha envolvió a la llama por sus cuatro costados;
la rutina, sombra maldita, fue invadiendo,
sin darnos cuenta, y penetrando
todos los tejidos de la vida.
Y el amor comenzó a invernar.
Señor, Señor, fuente de amor; dobladas las rodillas
desgranamos ante Ti nuestra ardiente súplica:
sé Tú en nuestra casa lámpara y fuego,
pan, piedra y rocío,
viga maestra y columna vertebral.
Sana nuestras heridas cada noche
y renazca el amor cada mañana como fresca primavera.
Sin Ti nuestros sueños rodarán por la pendiente.
Sé Tú para nosotros escarlata de fidelidad,
espuma de alegría y garantía de estabilidad.
Mantén, Señor, alta como las estrellas,
en nuestro hogar la llama roja del amor,
y la unidad, como río caudaloso, recorra y riegue
nuestras arterias por los días de los días.
Sé Tú, Señor Dios, el lazo de oro que mantenga nuestras vidas
incorruptiblemente entrelazadas hasta la frontera final y más allá.
Así sea.
(Ignacio Larrañaga, Encuentroón, p 37)
ME VOLVERÉ A TI
Este canto quiere resaltar la actitud del verdadero orante. El orante cada día emprende el camino de la conversión, ha de volverse al Señor y apoyar en Él toda su vida.
Me volveré a Ti, mi Señor,
y sólo en Ti me apoyaré,
descansaré mi vida.
CUENTO PARA ORAR: EL SOL Y EL TOPO
Hace muchísmos años dos enanos juguetones idearon gastar una broma al sol. Le tendieron una trampa y, al día siguiente, el sol no pudo salir y hacer su recorrido. Estaba atrapado en una red y los enanos no podían liberlo porque cuando se acercaban se quemaban. Asustados, fueron a pedir ayuda a todos los animales del bosque. Todos, uno a uno, intentaron acercarse para sacarlo de la trampa, pero era en vano, no resistían el calor. Fianlmente, el topo se arriesgó y logró liberar al sol, pero el fulgor de sus rayos cegó sus ojos, y desde entonces no ha podido ver cómo el sol remonta por el horizonte y hace su recorrido diario. He ahí por qué todos los topos son ciegos y viven bajo tierra, saliendo sólo de noche.
Los enanos, fueron juguetones e inconscientes. Los animales del bosque, solidarios pero débiles. Sólo el topo fue valiente y generoso en el amor hasta el extremo.
(Tony de Mello, Oración de la rana I, p 201)
SILENCIO
AYÚDAME A MIRAR
Este canto es propio para crear clima de oración, nos adentra en el silencio del amor. Entonces podremos decir: “Señor, ahora vemos como Tú ves.”
Ayúdame a mirar con amor,
a descubrirte en el silencio.
Ayúdame a mirar con amor
a ver las cosas como Tú las ves.
MONICIÓN AL EVANGELIO
En el proyecto del Reino, Dios nos quiere a todos hermanos, unidos en el amor y desde el amor. Vale esto también para el matrimonio. Como proyecto ideal y feliz implica al hombre ya la mujer. Esa unión ha de construirse entre ambos en igualdad de condiciones. Dos personas para hacer de dos vidas una vida sola, en amor y fidelidad. Si ese ideal se rompe, habrá siempre dos perdedores.
TU PALABRA
Tu palabra me da vida,
confío en Ti, Señor.
Tu palabra es eterna,
en ella esperaré.
EVANGELIO
2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» 3 Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?» 4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» 5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. 6 Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. 7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, 8 y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» 10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. 11 Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
13 Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. 14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. 15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.» 16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
(Marcos 10, 2-16)
SILENCIO
MONICIÓN A LAS PETICIONES
Señor Jesús, Tú que viviste en una familia feliz, haz de nuestra casa una morada de tu presencia, un hogar cálido y dichoso. Que la tranquilidad venga a todos sus miembros, la serenidad a nuestros nervios, el control a nuestras lenguas, la salud a nuestros cuerpos.
Que nuestros hijos se sientan amados y que se aleje de ellos para siempre la ingratitud y el egoísmo. Inunda, Señor, el corazón de nosotros los padres, de paciencia y comprensión y de una generosidad sin límites. Extiende, Señor Dios, un toldo de amor para cobijar y refresca, calentar y madurar a todos los hijos de esta comunidad.
(Cf. Ignacio Larrañaga, Encuentro, p 40)
PETICIONES
PADRENUESTRO, AVEMARÍA Y GLORIA
ORACIÓN DE LA PAREJA
Hoy, mientras nos acercamos a tu presencia,
juntamos nuestras manos y nuestros corazones.
Toca nuestros corazones
y aproxímanos más a Ti
y más el uno al otro.
Líbranos de todo lo que nos divide.
Guárdanos de todo lo que nos aleja de la plenitud de amor
que Tú sueñas para nosotros.
Hemos sido bendecidos
con el don de ser el uno para el otro,
y en esta unión hemos experimentado
tu presencia y tu cariño.
Hemos conocido la emoción del amor,
el suave bálsamo del perdón, el dolor del rechazo,
la angustia de las promesas rotas.
Tú has caminado a nuestro lado a cada paso del camino,
invitándonos a seguir adelante cuando estábamos cansados.
Nos has dado fuerzas durante el viaje, y nuevas energías y
calor cuando nuestros corazones se enfriaban.
Has sido paciente con nuestros fallos,
y nos has invitado a ser pacientes con nosotros mismos
y con nuestros compañeros.
Mientras caminábamos juntos,
hemos podido saborear algo de tu amor
y de tu indefectible fidelidad.
Hemos aprendido a leer en el libro de la vida
con los ojos del otro,
viendo lo que no habríamos conseguido ver solos.
Nos hemos enriquecido el uno al otro;
nos hemos desilusionado el uno al otro.
Necesitamos reafirmación y fuerza:
constante reafirmación y fuerza constante.
Necesitamos ser inundados
por una reserva de amor que nunca se vacía: Tú.
Llena nuestro corazón con tu amor,
para que nos queramos el uno al otro hasta la muerte.
Líbranos del miedo y de propósitos egoístas
y que nos rindamos ambos a la felicidad.
Sé la fuente de nuestro amor.
Que nuestro amor nos renueve cada día.
Que reboce de tierna dedicación
a todos aquéllos que envíes a nuestras vidas:
nuestra familia y amigos,
nuestros vecinos y los seres queridos,
y todos aquéllos con los que hoy nos encontremos.
Gracias por el don de ser el uno para el otro.
Gracias por tu amor.
Gracias por el aliento y la esperanza
que nos brindas cada día.
(Joe Mannath, ¡Cómo me has sorprendido!, p 111)
SALVE REGINA
Salve, Regina, mater misericordiae;
vita, dulcedo et spes nostra salve.
Ad te clamamus, exsules, filii Evae.
Ad te suspiramus
gementes et flentes in hac lacrimarum valle.
Eia ergo, advocata nostra,
illos tuos misericordes óculos
ad nos converte.
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, o pia.
O dulcis Virgo Maria.
La Buena Noticia del Domingo 4 de octubre de 2015
27 Tiempo ordinario ( B ). Marcos 10,2-16.
ACOGER A LOS PEQUEÑOS
El episodio parece insignificante. Sin embargo, encierra un trasfondo de gran importancia para los seguidores de Jesús. Según el relato de Marcos, algunos tratan de acercar a Jesús a unos niños y niñas que corretean por allí. Lo único que buscan es que aquel hombre de Dios los pueda tocar para comunicarles algo de su fuerza y de su vida. Al parecer, era una creencia popular.
Los discípulos se molestan y tratan de impedirlo. Pretenden levantar un cerco en torno a Jesús. Se atribuyen el poder de decidir quiénes pueden llegar hasta Jesús y quiénes no. Se interponen entre él y los más pequeños, frágiles y necesitados de aquella sociedad. En vez de facilitar su acceso a Jesús, lo obstaculizan.
Se han olvidado ya del gesto de Jesús que, unos días antes, ha puesto en el centro del grupo a un niño para que aprendan bien que son los pequeños los que han de ser el centro de atención y cuidado de sus discípulos. Se han olvidado de cómo lo ha abrazado delante de todos, invitándoles a acogerlos en su nombre y con su mismo cariño.
Jesús se indigna. Aquel comportamiento de sus discípulos es intolerable. Enfadado, les da dos órdenes: «Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis». ¿Quién les ha enseñado a actuar de una manera tan contraria a su Espíritu? Son, precisamente, los pequeños, débiles e indefensos, los primeros que han de tener abierto el acceso a Jesús.
La razón es muy profunda pues obedece a los designios del Padre: «De los que son como ellos es el reino de Dios». En el reino de Dios y en el grupo de Jesús, los que molestan no son los pequeños, sino los grandes y poderosos, los que quieren dominar y ser los primeros.
El centro de su comunidad no ha de estar ocupado por personas fuertes y poderosas que se imponen a los demás desde arriba. En su comunidad se necesitan hombres y mujeres que buscan el último lugar para acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados.
El reino de Dios no se difunde desde la imposición de los grandes sino desde la acogida y defensa a los pequeños. Donde éstos se convierten en el centro de atención y cuidado, ahí está llegando el reino de Dios, la sociedad humana que quiere el Padre.
José Antonio Pagola
(Domingo 27 de tiempo ordinario. Ciclo B)
INTRODUCCIÓN
La oración es como un trato de amistad de corazón a corazón. Lo más importante en la oración es abrirnos a la amistad con el Señor. Es olvidarnos de nosotros para caer en la cuenta de que somos amados por Él y de que Él no nos deja ni un instante de mirar y de amar.
La clave de la oración está siempre en el amor. Dime cómo amas y te diré cómo es tu oración. Dime cómo es tu oración y te diré cómo amas.
Al empezar a orar lo importante es caer en la cuenta de la presencia de amistad de Jesús. Él está presente y acude puntualmente a nuestra cita de cada viernes.
(Cf. Francisco Cerro Chaves, Orar con sencillez, p 7)
NADA TE TURBE
Este canto está tomado de la letra de Santa Teresa, es confortable para los momentos de turbación o contrariedad. Todo va pasando pero Dios permanece. Dejemos que los momentos difíciles pasen sin turbarnos porque Dios es nuestra paz.
Nada te turbe,
nada te espante,
quien a Dios tiene
nada le falta.
Nada te turbe,
nada te espante,
sólo Dios basta.
MEDITACIÓN: DONACIÓN
1. Coloco mi cuerpo en aquella postura que me ayude a no moverme... a estar en quietud para hacer un rato de oración. Cierro los ojos sin apretar... me aíslo de todo lo que me rodea... de todos los ruidos que llegan hasta mí... de los ruidos de lejos, y de los ruidos que me vienen de cerca. No les hago caso. Dejo la cara sin apretar nada... la frente lisa, pongo mi espalda bien apoyada... y los hombros caídos. Me aíslo de todo... me concentro solamente en la respiración, en cómo sube y baja. Me concentro solamente en el ritmo de mi respiración. Poco a poco, siento mi mente y mi cuerpo serenos, tranquilos, con paz. Y desde esta paz me siento un rato en el camino de mi vida. Quisiera tener un diálogo conmigo mismo y con Dios, que está dentro de mí.
2. Buenas tardes, Señor, aquí estoy otra vez, me gustaría continuar contigo este diálogo que empezamos un día sobre las actitudes que más necesito en mi vida. Hoy me gustaría ver la actitud de Donación.
3. Donación es olvidarse de uno por los demás. Donación es darse sin esperar nada a cambio. Donación es vaciarse del todo por el otro. Es entregar hasta la última gota. Es un morir a mí mismo y darme a los demás. Donación es el que se da voluntariamente, libremente.
4. Señor, perdóname porque no sé muchas veces hacer donación de mi vida. Pongo límites; hasta aquí me doy... y hasta aquí, no. Y me reservo una parte de mí mismo que es intocable y que muchas veces es la parte más rica de mí mismo, pero que me la guardo para mí. No la quiero compartir con los demás. Donación es saber dar mi tiempo para la escucha del otro, es estar dispuesto a olvidarme de mi comodidad.
5. Dame tu ayuda, Señor. Instrúyeme en tus sendas para que viva en mí esta actitud de donación. Que me dé cuenta de que la donación es una forma de vivir diferente. Es un vivir de manos abiertas pero que te llena plenamente y te hace vivir feliz. Tú sabes en qué punto de mí mismo me tienes que tocar para que mi corazón cambie. Tú me conoces mejor que nadie Señor.
6. Y para terminar te digo con mi respiración: “Renuévame por dentro, Señor. Renuévame por dentro.”
ORACIÓN: UNIDAD EN EL MATRIMONIO
Señor, y sucedió una vez
que sobre la tierra desnuda y virgen
brotó de improviso una flor hecha de nieve y fuego.
Fue llama que extendió un puente de oro
entre las dos riveras,
guirnalda que engarzó para siempre
nuestras vidas y nuestros destinos.
Señor, Señor, fue el amor con sus prodigios,
ríos, esmeraldas e ilusiones.
¡Gloria a Ti, horno incandescente de amor!
Pasó el tiempo,
y en el confuso esplendor de los años
la guirnalda perdió frescor,
y la escarcha envolvió a la llama por sus cuatro costados;
la rutina, sombra maldita, fue invadiendo,
sin darnos cuenta, y penetrando
todos los tejidos de la vida.
Y el amor comenzó a invernar.
Señor, Señor, fuente de amor; dobladas las rodillas
desgranamos ante Ti nuestra ardiente súplica:
sé Tú en nuestra casa lámpara y fuego,
pan, piedra y rocío,
viga maestra y columna vertebral.
Sana nuestras heridas cada noche
y renazca el amor cada mañana como fresca primavera.
Sin Ti nuestros sueños rodarán por la pendiente.
Sé Tú para nosotros escarlata de fidelidad,
espuma de alegría y garantía de estabilidad.
Mantén, Señor, alta como las estrellas,
en nuestro hogar la llama roja del amor,
y la unidad, como río caudaloso, recorra y riegue
nuestras arterias por los días de los días.
Sé Tú, Señor Dios, el lazo de oro que mantenga nuestras vidas
incorruptiblemente entrelazadas hasta la frontera final y más allá.
Así sea.
(Ignacio Larrañaga, Encuentroón, p 37)
ME VOLVERÉ A TI
Este canto quiere resaltar la actitud del verdadero orante. El orante cada día emprende el camino de la conversión, ha de volverse al Señor y apoyar en Él toda su vida.
Me volveré a Ti, mi Señor,
y sólo en Ti me apoyaré,
descansaré mi vida.
CUENTO PARA ORAR: EL SOL Y EL TOPO
Hace muchísmos años dos enanos juguetones idearon gastar una broma al sol. Le tendieron una trampa y, al día siguiente, el sol no pudo salir y hacer su recorrido. Estaba atrapado en una red y los enanos no podían liberlo porque cuando se acercaban se quemaban. Asustados, fueron a pedir ayuda a todos los animales del bosque. Todos, uno a uno, intentaron acercarse para sacarlo de la trampa, pero era en vano, no resistían el calor. Fianlmente, el topo se arriesgó y logró liberar al sol, pero el fulgor de sus rayos cegó sus ojos, y desde entonces no ha podido ver cómo el sol remonta por el horizonte y hace su recorrido diario. He ahí por qué todos los topos son ciegos y viven bajo tierra, saliendo sólo de noche.
Los enanos, fueron juguetones e inconscientes. Los animales del bosque, solidarios pero débiles. Sólo el topo fue valiente y generoso en el amor hasta el extremo.
(Tony de Mello, Oración de la rana I, p 201)
SILENCIO
AYÚDAME A MIRAR
Este canto es propio para crear clima de oración, nos adentra en el silencio del amor. Entonces podremos decir: “Señor, ahora vemos como Tú ves.”
Ayúdame a mirar con amor,
a descubrirte en el silencio.
Ayúdame a mirar con amor
a ver las cosas como Tú las ves.
MONICIÓN AL EVANGELIO
En el proyecto del Reino, Dios nos quiere a todos hermanos, unidos en el amor y desde el amor. Vale esto también para el matrimonio. Como proyecto ideal y feliz implica al hombre ya la mujer. Esa unión ha de construirse entre ambos en igualdad de condiciones. Dos personas para hacer de dos vidas una vida sola, en amor y fidelidad. Si ese ideal se rompe, habrá siempre dos perdedores.
TU PALABRA
Tu palabra me da vida,
confío en Ti, Señor.
Tu palabra es eterna,
en ella esperaré.
EVANGELIO
2 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» 3 Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?» 4 Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» 5 Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. 6 Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. 7 Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, 8 y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. 9 Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» 10 Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. 11 Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; 12 y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
13 Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. 14 Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. 15 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él.» 16 Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.
(Marcos 10, 2-16)
SILENCIO
MONICIÓN A LAS PETICIONES
Señor Jesús, Tú que viviste en una familia feliz, haz de nuestra casa una morada de tu presencia, un hogar cálido y dichoso. Que la tranquilidad venga a todos sus miembros, la serenidad a nuestros nervios, el control a nuestras lenguas, la salud a nuestros cuerpos.
Que nuestros hijos se sientan amados y que se aleje de ellos para siempre la ingratitud y el egoísmo. Inunda, Señor, el corazón de nosotros los padres, de paciencia y comprensión y de una generosidad sin límites. Extiende, Señor Dios, un toldo de amor para cobijar y refresca, calentar y madurar a todos los hijos de esta comunidad.
(Cf. Ignacio Larrañaga, Encuentro, p 40)
PETICIONES
PADRENUESTRO, AVEMARÍA Y GLORIA
ORACIÓN DE LA PAREJA
Hoy, mientras nos acercamos a tu presencia,
juntamos nuestras manos y nuestros corazones.
Toca nuestros corazones
y aproxímanos más a Ti
y más el uno al otro.
Líbranos de todo lo que nos divide.
Guárdanos de todo lo que nos aleja de la plenitud de amor
que Tú sueñas para nosotros.
Hemos sido bendecidos
con el don de ser el uno para el otro,
y en esta unión hemos experimentado
tu presencia y tu cariño.
Hemos conocido la emoción del amor,
el suave bálsamo del perdón, el dolor del rechazo,
la angustia de las promesas rotas.
Tú has caminado a nuestro lado a cada paso del camino,
invitándonos a seguir adelante cuando estábamos cansados.
Nos has dado fuerzas durante el viaje, y nuevas energías y
calor cuando nuestros corazones se enfriaban.
Has sido paciente con nuestros fallos,
y nos has invitado a ser pacientes con nosotros mismos
y con nuestros compañeros.
Mientras caminábamos juntos,
hemos podido saborear algo de tu amor
y de tu indefectible fidelidad.
Hemos aprendido a leer en el libro de la vida
con los ojos del otro,
viendo lo que no habríamos conseguido ver solos.
Nos hemos enriquecido el uno al otro;
nos hemos desilusionado el uno al otro.
Necesitamos reafirmación y fuerza:
constante reafirmación y fuerza constante.
Necesitamos ser inundados
por una reserva de amor que nunca se vacía: Tú.
Llena nuestro corazón con tu amor,
para que nos queramos el uno al otro hasta la muerte.
Líbranos del miedo y de propósitos egoístas
y que nos rindamos ambos a la felicidad.
Sé la fuente de nuestro amor.
Que nuestro amor nos renueve cada día.
Que reboce de tierna dedicación
a todos aquéllos que envíes a nuestras vidas:
nuestra familia y amigos,
nuestros vecinos y los seres queridos,
y todos aquéllos con los que hoy nos encontremos.
Gracias por el don de ser el uno para el otro.
Gracias por tu amor.
Gracias por el aliento y la esperanza
que nos brindas cada día.
(Joe Mannath, ¡Cómo me has sorprendido!, p 111)
SALVE REGINA
Salve, Regina, mater misericordiae;
vita, dulcedo et spes nostra salve.
Ad te clamamus, exsules, filii Evae.
Ad te suspiramus
gementes et flentes in hac lacrimarum valle.
Eia ergo, advocata nostra,
illos tuos misericordes óculos
ad nos converte.
Et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, o pia.
O dulcis Virgo Maria.
La Buena Noticia del Domingo 4 de octubre de 2015
27 Tiempo ordinario ( B ). Marcos 10,2-16.
ACOGER A LOS PEQUEÑOS
El episodio parece insignificante. Sin embargo, encierra un trasfondo de gran importancia para los seguidores de Jesús. Según el relato de Marcos, algunos tratan de acercar a Jesús a unos niños y niñas que corretean por allí. Lo único que buscan es que aquel hombre de Dios los pueda tocar para comunicarles algo de su fuerza y de su vida. Al parecer, era una creencia popular.
Los discípulos se molestan y tratan de impedirlo. Pretenden levantar un cerco en torno a Jesús. Se atribuyen el poder de decidir quiénes pueden llegar hasta Jesús y quiénes no. Se interponen entre él y los más pequeños, frágiles y necesitados de aquella sociedad. En vez de facilitar su acceso a Jesús, lo obstaculizan.
Se han olvidado ya del gesto de Jesús que, unos días antes, ha puesto en el centro del grupo a un niño para que aprendan bien que son los pequeños los que han de ser el centro de atención y cuidado de sus discípulos. Se han olvidado de cómo lo ha abrazado delante de todos, invitándoles a acogerlos en su nombre y con su mismo cariño.
Jesús se indigna. Aquel comportamiento de sus discípulos es intolerable. Enfadado, les da dos órdenes: «Dejad que los niños se acerquen a mí. No se lo impidáis». ¿Quién les ha enseñado a actuar de una manera tan contraria a su Espíritu? Son, precisamente, los pequeños, débiles e indefensos, los primeros que han de tener abierto el acceso a Jesús.
La razón es muy profunda pues obedece a los designios del Padre: «De los que son como ellos es el reino de Dios». En el reino de Dios y en el grupo de Jesús, los que molestan no son los pequeños, sino los grandes y poderosos, los que quieren dominar y ser los primeros.
El centro de su comunidad no ha de estar ocupado por personas fuertes y poderosas que se imponen a los demás desde arriba. En su comunidad se necesitan hombres y mujeres que buscan el último lugar para acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados.
El reino de Dios no se difunde desde la imposición de los grandes sino desde la acogida y defensa a los pequeños. Donde éstos se convierten en el centro de atención y cuidado, ahí está llegando el reino de Dios, la sociedad humana que quiere el Padre.
José Antonio Pagola