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martes, 17 de febrero de 2015

SANTA CUARESMA, TIERRA DE DIOS
 
 
¿Querrás entrar en el baño de la misericordia divina,
en la tierra sagrada de preparación para la Pascua,
en el silencio sobrecogedor de la oración,
en el esfuerzo personal y comunitario,
en el dinamismo de la conversión?

¡Padre santo, en esta Cuaresma,
cambia nuestro corazón!

¿Querrás vivir cuarenta días de santificación,
venciendo las tentaciones,
practicando el ayuno y la penitencia,
la solidaridad, la caridad con los pobres,
el amor a los que se sienten solos,
a los enfermos de alma y cuerpo,
a los ancianos y a los niños,
a los que sufren y se sienten angustiados?

¡Señor Jesús, bendícenos en esta Cuaresma,
cambia nuestro corazón!  

El ayuno hasta sentir hambre con quien padece el hambre,
teniendo la gracia de poder beber el agua pura
acordándome del que no tiene qué beber;
el ayuno de compartir lo que no gasto en comida
con los que no tienen qué llevarse a la boca;
el ayuno que es limpieza interior para sanear,
para estar más dispuesto para Dios.

¡Cristo Jesús, ten misericordia de nosotros!

La limosna que limpia mis pecados
y me hace más pobre y hermano,
más generoso y solidario, más humano;
limosna dada con amor y corazón,
no de superior a inferior, sino entre iguales, 
porque soy del mismo barro,
y le doy al pobre lo que es suyo,
para mantenerme austero y pobre,
como Cristo que quiso enriquecerme con su pobreza.

¡Cristo Jesús, ten misericordia de nosotros!

La oración que une el cielo con la tierra,
de mi corazón al corazón de Dios;
oración humilde y confiada
que pide el don de la conversión;
oración del que se siente mendigo de Dios,
necesitado, esperanzado de una renovación;
oración de adoración e intercesión,
que si es posible pase este cáliz, 
pero no se haga mi voluntad, sino la voluntad de Dios.

¡Cristo Jesús, ten misericordia de nosotros!

Y caer de rodillas, en adoración de la Cruz,
y pensar y meditar lo que Cristo sufrió por mí
y lo poco que yo he hecho por él;
depositar mis angustias y penas, 
mis cruces y las de mis hermanos, en su Cruz,
escuchando su voz:
«venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
que yo os aliviaré»;
y recordar y orar por la Iglesia perseguida,
por los mártires de hoy, los parados, los encarcelados,
a todos los amenazados en su libertad y felicidad.

¡Tu cruz adoramos, Señor!

Y caer también de rodillas ante Jesús Sacramentado,
para adorarle y contemplarle, para escucharle y amarle,
y sentir que me vacío para llenarme de él,
estar ahí en el silencio y la soledad, con él, solo con él.

¡Pan de la Vida, nuestro Señor, te adoramos!

Sentir que soy pecador, que tengo muchos pecados,
que me falta fe, esperanza y caridad,
pecados de omisión y pecados de ceguera espiritual,
pecados de egoísmo e individualismo,
pecados de falta de humildad y comprensión,
pecados por no amar lo suficiente a Dios
y por no dejar a Dios ser Dios;
y confesarme y recibir la gracia
que me concede la paz y el perdón.

¡Gracias, Padre, por tu misericordia y perdón!

Asistir cada día a la Eucaristía,
la fuente de la vida y del amor, 
sentarme a la mesa de la intimidad con Cristo,
para comer del mismo pan y beber del mismo cáliz,
y ofrecerme con él en sacrificio al Padre,
para dar la vida y servir en su Reino;
y hacerlo en memoria suya,
entrando en su misterio de muerte y resurrección,
participando del banquete de fiesta
en las bodas del Cordero,
con una alegría que estalla el corazón.

¡Gracias Señor por cada Eucaristía que nos hace más hermanos!

Y como luz, tu Palabra, lámpara para nuestros pasos,
y luz en el sendero, que en el Evangelio de cada día,
me enriquece, me fortalece, embellece la vida,
me da sabiduría y me muestra el camino,
y como María decir ahora y siempre:
«Hágase en mí según tu Palabra».

¡Que tu Palabra acampe siempre entre nosotros, mi Señor!

Llévanos a las arenas del desierto, Santa Cuaresma,
a través del impulso del Espíritu con Jesús,
a encontrarnos con nosotros mismos y con Dios,
atravesando la prueba y venciendo la tentación
de la idolatría y la indiferencia y la pérdida del amor,
para llegar a la tierra prometida,
a la Pascua de Resurrección.

Esto y mucho más es la Cuaresma,
es don y gracia, trabajo y esfuerzo,
para dominar la voluntad y ser más espiritual,
más místicos y entregados al servicio de los pobres,
para el bien de la Iglesia y avanzar en el camino de perfección.

¡Gracias, Señor, por esta nueva oportunidad,
que es una nueva ocasión! Amén.
                                                             P. Lázaro Albar Marín

lunes, 16 de febrero de 2015

RESEÑA RETIRO LA FUERZA DE LA PALABRA







Unas veinte personas nos hemos reunido en el fin de semana del 12 al 15 de febrero en la Casa de Espiritualidad de las Mogarizas (Chiclana) para realizar un retiro impartido por el P. Lázaro y la «Fraternidad Velad y Orad» con el título La fuerza de la Palabra, un camino para hacer vida. Jóvenes, adultos y personas mayores han disfrutado de esta experiencia de encuentro con la Palabra y de la constante Adoración Eucarística. Han sido días preciosos en torno a la parábola del sembrador, contemplando lo que ocurre según las circunstancias de la vida: cuando la semilla cae sobre el camino o sobre piedra o sobre los abrojos o sobre la tierra buena. ¡Cuántos obstáculos ponemos para que la Palabra se encarne en nosotros con toda su fuerza! Hemos ido limpiando el corazón con la oración contemplativa, la meditación y el sacramento de la Reconciliación; nos hemos alimentado de la Palabra de Dios y del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Eucaristía. Y hemos escuchado meditaciones como El orante ante la Palabra, «Habla, Señor, que tu siervo escucha»; La Palabra acampó entre nosotros; Una Iglesia renovada a la luz de la Palabra, meditaciones que han despertado en nosotros un amor mayor hacia la Palabra.
 ¡Qué alegría escuchar que el Espíritu lo ha movido todo, que la vida debe ser reorientada, que hay muchas actitudes, horarios, hábitos que tienen que ser cambiados! Esto es toda una buena preparación para entrar de lleno en la Cuaresma. A veces estamos sumergidos en un sin fin de actividades, preocupaciones y dificultades en que la vida se complica, y es necesario parar, hacer silencio, buscar la soledad para encontrarnos con nosotros mismos, vernos por dentro y abrirnos al amor y misericordia de Dios. Todo esto lo hemos vivido en este fin de semana.
 En la oración comunitaria de la noche todo quedaba como ungido, el lugar y las personas, cada uno iba pasando ante la Sagrada Biblia sostenida entre mis manos y la besaba diciendo: «Hágase en mí según tu palabra». Junto a la Biblia otra persona sostenía una lámpara grande de barro con una llama encendida encendida, recordándonos lo que nos dice el salmo: «lámpara es tu palabra para mis pasos y luz en mi sendero» (Sal 118,105). Y es que la Palabra alumbra los pasos de cada día e ilumina el sentido de nuestra vida, por eso no podemos dejar de dar gracias a Dios porque la Sagrada Escritura en nuestra sociedad está al alcance de todos, y hay tantos pueblos que no la conocen. Quien ora la Palabra cada día, la interioriza, la hace vida porque deja que se encarne en él, no puede dejar de transmitirla ya que continuamente nos ayuda a transformar nuestro corazón, haciendo que nuestro corazón se parezca más al corazón de Jesús.

                                                                                                                                     P. Lázaro Albar

domingo, 1 de febrero de 2015

PRÓXIMO RETIRO: La fuerza de la Palabra, del 13 al 15 de Febrero


PROGRAMA DEL RETIRO

Viernes, tarde

6.00 a 7.00 h.: Acogida.

7.00 a 7.15 h.: Oración y presentación del retiro.

7.15 a 8.15 h.: Meditación: El orante ante la Palabra, «Habla, Señor, que tu siervo escucha».

8.15 a 8.30 h. : Descanso.

8.30 a 9.30 h.:  Contemplación: La parábola del sembrador (Mt 13,3-9)

9.30 a 10.15 h.: Cena.

10.15 a 11.00 h.: Presentación de los que van a realizar el retiro y            completas.

11.00 h.: Descanso.

 
Sábado, mañana

8.15 h.: Levantarse.

9.00 a 9.30 h.: Laudes.

9.30 a 10.15 h.: Desayuno.

10.15 a 11.15 h.: Meditación: La Palabra acampó entre nosotros.

11.15 a 12.00 h.: Meditación personal.

12.00 a 1.00 h.: Contemplación: Las semillas que cayeron en el camino (Mt 13,4.19).

1.00 a 1.30 h.: Meditación personal.

1.30 a 2.30 h.: Meditación: Cuando la Palabra se hace vida.

 Sábado, tarde

2.30 a 3.15 h.: Almuerzo.

3.15 a 4.30 h.: Descanso.

4.30 a 5.00 h.: Ensayo de cantos.

5.00 a 6.00 h.: Contemplación: La semilla que cayó sobre piedra (Mc 4,5-6,16-17).

6.00 a 7.00 h.: Merienda y meditación personal.

7.00 a 8.00 h.: Contemplación: La semilla que cayó sobre abrojos (Mt 13,7.22).

8.00 a 8.30 h.: Meditación personal.

8.30 a 9.00 h.: Vísperas.

9.00 a 10.00 h.: Cena.

10.00 a 11.30 h.: Oración comunitaria: Construir la vida a la luz de la Palabra.

11.30 h.: Descanso.

Domingo, mañana

8.15 h.: Levantarse.

9.00 a 9.30 h.: Laudes.

9.30 a 10.15 h.: Desayuno.

10.15 a 11.15 h.: Meditación: Una Iglesia renovada a la luz de la Palabra.

11.15 a 11.45 h.: Meditación personal.

11.45 a 12.45 h.: Contemplación: La buena tierra (Mt 13,8.23).

12.45 a 1.30 h.: Meditación personal.

1.30 a 3.30 h.: Eucaristía.

3.30 h.: Almuerzo y despedida.
 
PRECIO DEL RETIRO: 70 € + COSTE DEL LIBRETO

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